La Pava está pagando la multa onerosa que el pueblo soberano impone cuando las instituciones políticas deciden anquilosarse, opina Orlando Parga
La Pava está pagando la multa onerosa que el pueblo soberano impone cuando las instituciones políticas deciden anquilosarse, opina Orlando Parga
Fue folclor político pasado. Dedicar horas bajo los rayos del inclemente sol tropical para candungo en mano recibir tanto el donativo como el insulto, requirió de mucho amor a la causa ideológica por aquellas generaciones de jóvenes populares, estadistas e independentistas que en pasada época protagonizaron los clásicos radiomaratones políticos. Al cierre del largo día el entusiasmo se volcaba en el club político donde se originaba la transmisión para ante los ojos del entusiasta militante vaciar las latas, contar los pesos y las monedas públicamente, para finalizar anunciando el total recaudado en medio de una fiesta proselitista.
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