Que el silencio que queda tras tu partida venga tan preñado de sentido como lo estuvieron tus palabras en vida, escribe Luis Galanes Valldejuli
Que el silencio que queda tras tu partida venga tan preñado de sentido como lo estuvieron tus palabras en vida, escribe Luis Galanes Valldejuli
En 1980, cuando contaba con apenas veintitantos años, llegó a Vieques este gringo de Boston, blanco, jipi, de cabellos largos recogidos en coleta, judío, dicharachero, agradable, de buen parecer y también loco. No utilizo aquí el concepto de “loco” en su sentido coloquial, y mucho menos peyorativo, como sinónimo de alocado, insensato o descabezado. Tampoco lo utilizo en un sentido clínico, como para definir un trastorno de la razón. Lo uso más bien en un sentido filosófico, más cercano al uso que le dio Frederick Nietzsche en sus cavilaciones sobre el vínculo entre locura y verdad.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: