Con Roberto cambió el concepto de la muerte, porque en realidad se transformó en una búsqueda de ser lo mejor posible, escribe José Pérez Díaz
Con Roberto cambió el concepto de la muerte, porque en realidad se transformó en una búsqueda de ser lo mejor posible, escribe José Pérez Díaz
Recuerdo muy bien la mañana del primero de enero de 1973, cuando me levanté de la cama y fui a la sala de mi hogar. Allí estaba mi papá viendo las últimas noticias en el televisor sobre la desaparición de Roberto Clemente en el mar frente a Piñones. Cuando mi papá reconoció mi presencia movió su rostro hacia mí y dijo: “Anoche Roberto cayó al mar en un avión y todavía no lo encuentran”.
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