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El 20 de enero de 2021, celebraba, con algunas lágrimas y con mucha emoción y esperanza. El reinado del protagonista de los reality shows había acabado. Mi hija, aún muy pequeña, con toda probabilidad no recordaría ese periodo. Algún día lo conocería en los libros de historia, pero por el momento era una pequeña victoria. Hacia el final del año pasado, nacería mi segunda hija en una “nueva” era. Lo que nunca perdía de vista era la posibilidad de que aun alejándonos cada día más del nefasto período de la presidencia de Donald Trump, sus consecuencias nos perseguirían.
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