Hablar sobre la posibilidad de que se esté propiciando un negocio de adopción en Puerto Rico no es descabellado, escribe Ana Irma Rivera Lassén
Hablar sobre la posibilidad de que se esté propiciando un negocio de adopción en Puerto Rico no es descabellado, escribe Ana Irma Rivera Lassén
Hay una conexión entre los proyectos sobre aborto y los de adopción. Recientemente el debate legislativo y público ha sido en torno al PS 693 basado en una situación falsa de supuesto vacío regulatorio sobre la práctica de interrupción de embarazos en Puerto Rico. Su cometido mediático antiderechos de las mujeres y en contra de médicos y médicas es de gran preocupación. No hay duda de que lo que busca el PS 693 es imponer la maternidad, obligar a las mujeres a parir. Vemos que es esa la discusión en torno al mismo de parte de sus defensores y defensoras. Es una imposición basada en algunas creencias religiosas, cuando la interrupción de un embarazo es y debe ser una cuestión puramente médica respetando la decisión personal de cada mujer y persona gestante a decidir sobre su cuerpo.
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