Emitir al sufragio es un deber cívico. Es una forma de contribuir al bienestar del país y de ejercer responsabilidad ciudadana, escribe Sonia Ivette Vélez Colón
Emitir al sufragio es un deber cívico. Es una forma de contribuir al bienestar del país y de ejercer responsabilidad ciudadana, escribe Sonia Ivette Vélez Colón
La soberanía reside en el pueblo. En una sociedad democrática nosotros somos titulares del poder. Y es el proceso electoral, el que nos permite delegar en unos representantes una porción de ese poder para su manejo y administración. Somos gregarios y, en aras de conseguir una vida ordenada en sociedad, ponemos reglas y nos organizamos para la toma de decisiones y la búsqueda del bien común. En ese proceso de votación, siempre retenemos, y no estarán en consideración, nuestros poderes fundamentales. En una elección democrática no delegamos el derecho a la vida, a la libertad, a la libre expresión y reunión, a la libertad de culto, a la educación, ni a la propiedad privada, por mencionar algunos. Si delegamos otros, en representación, y de manera temporal. Si el que nos representa lo hace bien revalida, de no actuar a la altura de ese poder delegado no será reelecto e incluso lo despedimos antes de que venza su término.
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