No es casualidad que el fanatismo y el odio se hayan obsesionado tanto por controlar la mirada… La literatura es incómoda no por mostrar lo visible, sino porque que nos hace ver lo que antes no veíamos, escribe Cezanne Cardona Morales
No es casualidad que el fanatismo y el odio se hayan obsesionado tanto por controlar la mirada… La literatura es incómoda no por mostrar lo visible, sino porque que nos hace ver lo que antes no veíamos, escribe Cezanne Cardona Morales
Cada uno de nuestros ojos pesa al menos 7.5 gramos. Lo mismo que pesa un lápiz de madera, la batería de un reloj de mano, o tres centavos en el bolsillo. Pero los ojos del estudiante que me entregó aquel examen, algún tiempo atrás, pesaban un poco más. “Perdone la letra -me dijo- es que hace dos años era ciego”, y se levantó los párpados para que viera esa minúscula lámina -como una escama de pez- incrustada en sus córneas y que ahora le permitían ver.
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