Es un hecho, Obama visitó a los Castro de Cuba. La historia cambió en días, y la comunidad internacional quedó sorprendida, pero a la vez receptiva al cambio caribeño. El Estadio Latinoamericano de la Habana, donde en el 1999 Fidel Castro y Hugo Chávez echaron un partido amistoso de “baseball” en franca camaradería, recibía esta vez a un equipo norteamericano en presencia de su primer presidente afrodescendiente electo y un Castro sin fatiga militar, apoyando a su selección. Mientras, no tan lejos de la Habana, Puerto Rico como espectador, pero absorto en dilemas tautológicos.
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