
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Confieso que nada me causa más alarma que la selección de líderes que representan los extremos de derecha o izquierda en un mundo cada día más polarizado. El centro racional, democrático y pragmático se ha ido vaciando en todo el mundo, con todas las consecuencias que eso trae. Argentina se unió esta semana a esa corriente tan desestabilizadora. Lo que está pasando allí es insólito: en un giro político sorprendente, el carismático economista extremista y libertario Javier Milei se ha convertido en el nuevo presidente de Argentina, marcando un cambio significativo en el paisaje político de ese gran país suramericano. Su aplastante victoria (55.7% de los votos contra el 44.3% del oficialista Sergio Massa) ha generado una mezcla de entusiasmo y escepticismo en el mundo entero.
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