Es forzoso concluir que la línea de apoyo con la cual contaba Bashar Al-Assad estaba comprometida, escribe José A. Molinelli González
Es forzoso concluir que la línea de apoyo con la cual contaba Bashar Al-Assad estaba comprometida, escribe José A. Molinelli González
En enero redacté una columna titulada Siria: la guerra olvidada. Argumenté que el balance de poder en la guerra civil Siria estaba decisivamente inclinada a favor del gobierno del presidente sirio Bashar Al-Assad y sus aliados Rusia e Irán, por la merma en apoyo internacional militar a los rebeldes, y la normalización de relaciones diplomáticas con países vecinos. El pasado 5 de diciembre, la coalición de rebeldes liderados por el grupo militante islamista Hayat Tahir al-Sham (HTS) movilizó una ofensiva mortal contra el gobierno Al-Assad, ocupando la ciudad de Homs y la capital Damasco. Reconociendo la relevancia temática y la naturaleza volátil de la política internacional, mi deber cívico como académico es explicar la desviación de mi hipótesis original.
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