Las iglesias que tengan una escultura de Jesús crucificado en la cruz, con sangre en las manos y en los pies, o dos gotitas rojas en la frente por la corona de espinas, tendrán que colocar un PG-13, escribe Cezanne Cardona Morales
Las iglesias que tengan una escultura de Jesús crucificado en la cruz, con sangre en las manos y en los pies, o dos gotitas rojas en la frente por la corona de espinas, tendrán que colocar un PG-13, escribe Cezanne Cardona Morales
Una pintura de Caravaggio ha puesto en aprietos a la representante Lisie Burgos. Según su nuevo proyecto de ley en la Cámara (PC 1917: Ley para Establecer las Clasificaciones de los Eventos, Espectáculos y Actividades Artísticas) una parte del óleo “Judit cortando la cabeza a Holofernes” tendría que clasificarse “PG-13″ porque del cuello del general asirio sale un chorro de sangre fresco y brilloso. Pero la otra parte del cuadro habría que calificarla como “R” por dos razones: primero por la cara de éxtasis erótica con la que Judit sostiene la espada y cercena el cuello de Holofernes; segundo porque, si nos dejamos llevar por el relato bíblico, Judit sedujo y emborrachó a Holofernes. Y aunque no aparecen botellas de alcohol en el cuadro, la sola sugerencia contextual añadiría un elemento adicional dentro de la clasificación hollywoodense que Burgos ofrece en el proyecto: “R” por “abuso de drogas”. Así me imagino a la representante en una exposición de Caravaggio en la isla: observando, por encima de los espejuelos, si las poses, los escorzos, las túnicas y los cuerpos que pintó Caravaggio están correctamente clasificados, según la meca del cine. Porque -tomen nota- si “una pintura, una danza, una escultura, una obra de teatro o alguna expresión creativa” está calificada -por ejemplo- como PG-13, pero muestra un desnudo que sugiere obscenidad, el promotor, el organizador o el productor del “espectáculo artístico” podría enfrentarse a una multa de hasta cinco mil dólares.
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