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La incertidumbre que acompaña el COVID-19 en Puerto Rico se comenzó a sentir mucho antes de confirmado el primer caso en la isla. Es de recordar escuchar que el virus no iba a llegar a nuestras costas, pero el gobierno hace muchos años no necesariamente goza de credibilidad. Tiempo después, las medidas de prevención incluían la obligación de que nos quedáramos en las casas para evitar el contagio, acompañado de la popularizada frase: “quédate en casa”. Fue entonces cuando el trabajo, estudios, quehaceres, entre otros, dejaron de manifestarse en espacios distintos y se movieron todos al lugar que antes servía como refugio de relativo descanso, el hogar.
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