Ante la inquietud de alimentar a los ancianos y personas sin hogar en Naguabo nació el Comedor de Bien Madre Teresa de Calcuta, escribe Carlos Iván Pérez
Ante la inquietud de alimentar a los ancianos y personas sin hogar en Naguabo nació el Comedor de Bien Madre Teresa de Calcuta, escribe Carlos Iván Pérez
“Donde come uno comen veinte”. Con esta frase crecimos en nuestros campos y muy bien resume la experiencia que se vive cada semana en el Comedor de Bien Madre Teresa de Calcuta, en Naguabo.
Allí todo comenzó el 22 de mayo de 2020. Con el inicio de la pandemia nació la preocupación en el corazón del padre José Colón Otero en torno a cómo se alimentarían los ancianos y las personas sin hogar que solía ver en la plaza pública de Naguabo.
Y es que con el cierre de toda actividad económica por el “lockdown” decretado entonces, se reducían las posibilidades para esta población vulnerable.
Entonces, el párroco dialogó con la líder comunitaria Mariny Vázquez y cinco días más tarde, el 26 de mayo de 2020, se abrió el Comedor de Bien.
La aportación de comerciantes, feligreses y vecinos de la comunidad bastó para poner en marcha esta obra de amor. El primer día fueron 24 comensales, quienes fueron servidos por seis voluntarios. Hoy, casi un año y tres meses más tarde, se han servido sobre 25,000 platos de comidas cada martes y jueves a de 200 a 280 personas que llegan al comedor a buscar alimento.
No obstante, al crecer la obra y la demanda del servicio en esta comunidad desventajada, aumenta la necesidad del Comedor del Bien de poder tener con qué bendecir a los necesitados.
A pesar de que conseguir los ingredientes para confeccionar los alimentos es una tarea que requiere la intervención divina, esta misión de dar a los más vulnerables es también tarea de todos.
Me inquieta las veces que se muestran las neveras casi vacías del comedor y la lucha que lleva el padre para que su misión pueda sobrevivir. Porque no solo se trata de alimentar, ya que el Centro Teresa brinda ropa, calzado, accesorios y artículos del hogar. Además, una vez al mes se le ofrece compra a los que solicitan y se hacen entregas a grupos empobrecidos, entre otras ayudas.
Esta obra de amor merece más exposición. Lo bueno hay que resaltarlo y cuando hay que abogar por la intervención humana, hay que hacerlo.
No podemos dejar que la indiferencia nos nuble ante las necesidades del prójimo, en particular cuando se trata del pan nuestro de cada día.
Para ayudas o aportaciones pueden hacerlo por ATH Móvil al 787-410-6951 o llamar al 787-874-2235 para hablar directamente con la parroquia de Naguabo.
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