La escuela puede ser el corazón de una comunidad si se abren sus portones y sirve de lugar de encuentro para pensar y celebrar juntos; si el colectivo puede definir sus prioridades y satisfacer sus necesidades, plantea Sarah Vergel-Negrón
La escuela puede ser el corazón de una comunidad si se abren sus portones y sirve de lugar de encuentro para pensar y celebrar juntos; si el colectivo puede definir sus prioridades y satisfacer sus necesidades, plantea Sarah Vergel-Negrón
Hace un par de semanas, una de mis grandes mentoras me invitó a un diálogo multisectorial en torno a la propuesta de descentralización del Departamento de Educación. Resulté ser la única estudiante entre un grupo de personas muy comprometidas con la educación. Durante el diálogo, alguien me preguntó cuál era la escuela que yo soñaba. Pensé un poco y me di cuenta que la escuela que yo soñaba, realmente era la escuela en la que ya yo había crecido.
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