Estar en la “autopista de los huracanes” conlleva el potencial de temporadas con múltiples azotes y amenazas ciclónicas, dice José M. García-Rivera
Estar en la “autopista de los huracanes” conlleva el potencial de temporadas con múltiples azotes y amenazas ciclónicas, dice José M. García-Rivera
La presencia de patrones meteorológicos persistentes dentro de una temporada de huracanes tiende a propiciar el desarrollo de más, o menos, tormentas y huracanes. Estos patrones también influyen en la zona de formación y ruta de los mismos. Por ejemplo, hay temporadas en las que las tormentas tienden a desarrollarse más en regiones como el Caribe Occidental, Golfo de México, o en las latitudes medias cerca de Bermuda. En otras temporadas la llamada “región principal de desarrollo” entre el Caribe y África es la más activa, favoreciendo mayor desarrollo de los llamados ciclones de Cabo Verde. Estos últimos son los que más conciernen a Puerto Rico. Lo previamente expuesto no significa que las tormentas solo se desarrollan en estas zonas durante “x” o “y” temporada. Más bien, estas zonas ven mayor actividad, dado que las condiciones son más favorables para desarrollos. Oscilaciones de patrones atmosféricos como el fenómeno de “El Niño” (en inglés, ENSO) y la Oscilación del Atlántico Norte (en inglés, NAO) afectan factores como la presencia e intensidad de vientos cortantes y la localización de sistemas de alta presión y vaguadas que controlan la ruta de las tormentas y huracanes.
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