Si estás en una ‘iglesia’ que persigue a tus hijos, que quita o niega derechos, que condenan constantemente y te hacen sentir muerte y odio en el corazón: sal de ahí. Ese no es el Templo, escribe Héctor Iván Ortiz
Si estás en una ‘iglesia’ que persigue a tus hijos, que quita o niega derechos, que condenan constantemente y te hacen sentir muerte y odio en el corazón: sal de ahí. Ese no es el Templo, escribe Héctor Iván Ortiz
Como Pastor de Iglesia, no me queda más que reflexionar en torno a lo que haría Jesús ante el empeño de algunos religiosos de defender las “terapias” de conversión. En otros foros, estos establecen que a los menores no se les puede confundir con la educación responsable sobre sexualidad, pero si notan alguna orientación sexual diferente o alguna curiosidad normal de la adolescencia, los someten a predicaciones, consejerías, presiones, demonizaciones, tratamientos y oraciones que los conduzcan a entender que hay algo tenebroso dentro de ellos. Todas estas técnicas basadas en sexualidad explícita dañan la psiquis, destruyen la autoestima, deprimen y llevan a pensamientos suicidas.
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