No entiendo cómo hemos permitido, como sociedad, que el sector magisterial ya no sea parte de nuestra clase media, y que esté sumida en la indigencia, indica Hiram Sánchez Martínez
No entiendo cómo hemos permitido, como sociedad, que el sector magisterial ya no sea parte de nuestra clase media, y que esté sumida en la indigencia, indica Hiram Sánchez Martínez
La de esta mañana no solamente era una historia triste, sino una descripción de una situación que ilustra la miseria a que hemos condenado a nuestros maestros y maestras del sistema público de enseñanza que debe invitarnos a la reflexión. La jovencita acompañaba a su madre, una maestra que junto a muchas otras reclamaba frente al Capitolio y a La Fortaleza un salario justo y una pensión digna. Cumpliría trece años de edad hoy lunes y le decía a la reportera que la entrevistaba que las finanzas de su madre eran tan críticas que esta no podría siquiera comprarle un bizcochito de cumpleaños porque solamente le quedaban $12 en su cuenta de banco y aún faltaban muchos días para que volviera a cobrar la quincena. ¿Qué derecho tenemos como sociedad para mantener en la inopia a una clase magisterial que es la responsable de la formación educativa de nuestros niños/as y jóvenes? Y no hablo de pura teoría, hablo de la realidad.
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