No podemos enajenarnos porque tarde o temprano la guerra nos tocará la puerta e ignorarla no será una opción, escribe Isamari Castrodad
No podemos enajenarnos porque tarde o temprano la guerra nos tocará la puerta e ignorarla no será una opción, escribe Isamari Castrodad
Un padre ucraniano llora al despedirse de su hija pequeña. Ella abordará un autobús que transportará a mujeres y niños hacia una zona segura. Los hombres se quedan atrás para luchar. La niña también llora. Es muy pequeña para entender el conflicto, pero no para reconocer la tristeza que embarga a su padre. Ambos lloran al unísono y el vídeo se transmite por todo el mundo. El llanto se hace enorme, colectivo.
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