Que cada escuela converse sobre sus estudiantes y sobre cómo los llevarán al próximo nivel puede ser el comienzo de esa reforma necesaria. Es una gran oportunidad, escribe Ana María García Blanco
Que cada escuela converse sobre sus estudiantes y sobre cómo los llevarán al próximo nivel puede ser el comienzo de esa reforma necesaria. Es una gran oportunidad, escribe Ana María García Blanco
En estos días se analiza públicamente el año 2020-21 como un “año escolar perdido”. El “rezago”, sin embargo, no comenzó en marzo del 2020. La manera en que lo atendamos definirá lo que puede ser o no un giro positivo de nuestro sistema de educación pública. Hay que pensar bien antes de comenzar “tratamientos” para atender el atraso académico. No podemos perder las preguntas fundamentales que están sobre la mesa: ¿Cuál es el propósito de la escuela? ¿Qué quiere decir educar? ¿Cómo aprenden los niños?
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: