
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Era el período del Renacimiento, un renacer de la exuberante cultura greco-romana, con sus fastuosas pinturas, grandes obras arquitectónicas, literatura libre. Época de las letras, el humanismo. En fin, volver a las avideces humanas. Poco a poco, dejando atrás el oscurantismo de la época monasterial llamada Edad Media, la cúpula de Iglesia Católica se había ido desnaturalizado. El desenfreno, las compras de bulas papales, privilegios, concesiones, indulgencias a cambio de donativos y ofrendas, habían incomodando hasta sus propios miembros. Fuertemente, se sentía malestar y clamor por cambio.
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