![La entrada a la sede de Facebook, en California.](https://www.elnuevodia.com/pf/api/v3/content/fetch/image-resizer-v1?query=%7B%22website%22%3A%22el-nuevo-dia%22%2C%22imageUrl%22%3A%22https%3A%2F%2Fcloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com%2Fgfrmedia%2FNCJ4PUZJWVBPHDKBGMRWTTBTGY.jpg%22%2C%22width%22%3A829%2C%22redirect%22%3A%221%22%2C%22external%22%3A%221%22%2C%22focalX%22%3A1335%2C%22focalY%22%3A715%7D)
Nos toca a las usuarias y usuarios darnos cuenta de nuestro papel manipulable e ingenuo, ganar conciencia, y tratar a las redes como lo que son: herramientas mucho más peligrosas de lo que pensamos, escribe Ada Torres-Toro
Nos toca a las usuarias y usuarios darnos cuenta de nuestro papel manipulable e ingenuo, ganar conciencia, y tratar a las redes como lo que son: herramientas mucho más peligrosas de lo que pensamos, escribe Ada Torres-Toro
Hace poco vimos, a una escala global, el colapso de Facebook y sus plataformas adquiridas en el camino cuando le representaron competencia. Pero el colapso de esta plataforma, que tanto daño hace a diario a la humanidad, no nos dio un descanso de esta esclavitud autoinducida, porque simultáneamente nos llegó el testimonio, con miles de documentos y pruebas, presentado por Frances Haugen a The Washington Post, 60 Minutes y al Congreso sobre los secretos más íntimos de Facebook.
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