Tristemente estos murales coinciden con un momento en el que se discute la posibilidad de que un asesino confeso, que desmembró a su víctima, salga libre tras cumplir apenas 10 años de sentencia, escribe Amárilis Pagán Jiménez
Tristemente estos murales coinciden con un momento en el que se discute la posibilidad de que un asesino confeso, que desmembró a su víctima, salga libre tras cumplir apenas 10 años de sentencia, escribe Amárilis Pagán Jiménez
Un muralista ha decidido exhibir su violencia machista con obras que agreden a las mujeres representándolas desmembradas y con cuerpos sexualizados y racializados. Parece algo increíble cuando el tema de la violencia hacia las mujeres nos ocupa como país. Pero en el mundo mágico de la cultura boricua, en la que hay toda una fauna de agresores creativos, nada es imposible. Este muralista se lucra con la controversia que generó y hace malabares para decir que lo que todo el mundo ve, no es lo que es y que lo que es, es lo que él tenía en su mente y que quienes no le leen la mente son torpes.
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