El potencial cierre del Archivo General y la Biblioteca Nacional de Puerto Rico revela nuestra pobreza intelectual. Perder estas instituciones nos coarta del derecho al acceso irrestricto a la información, escribe Ana Medina
El potencial cierre del Archivo General y la Biblioteca Nacional de Puerto Rico revela nuestra pobreza intelectual. Perder estas instituciones nos coarta del derecho al acceso irrestricto a la información, escribe Ana Medina
El año 2020 será uno difícil de olvidar, pues se ha convertido en el año de las pérdidas. Hemos pasado del umbral de la decadencia iniciada en el año 2016 hasta la declaración de la quiebra económica. Quiebra que nos condujo hacia el sendero de la destrucción de nuestros patrimonios científicos, culturales, históricos y naturales. Este año hemos perdido edificios históricos a causa de los terremotos en la zona suroeste de la isla, así como una biblioteca municipal en Ciales y la casa Klumb a causa de un incendio. De igual forma, se ha extinguido la vegetación en un balneario de Vega Alta y para finalizar, todos contemplamos el derrumbe del radiotelescopio de Arecibo por falta de mantenimiento. Estos eventos exteriorizan el desgaste y el desinterés por parte del gobierno, las instituciones privadas y los propios ciudadanos por el patrimonio cultural del país.
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