Bajo un manto de legitimidad emocional, en puro ejercicio de sus poderes coloniales, congresistas de Nueva York se han convertido en los regentes de Puerto Rico, escribe Gregorio Iguartúa
Bajo un manto de legitimidad emocional, en puro ejercicio de sus poderes coloniales, congresistas de Nueva York se han convertido en los regentes de Puerto Rico, escribe Gregorio Iguartúa
Sé que no lo quieren aceptar públicamente, pero, en privado, queda muy poca gente que ponga en duda la naturaleza colonial de nuestra relación con los Estados Unidos. ¡Claro está! Hay que tallar con lo que hay, la vida es una, algo hay que comer y la gente no come derechos. Muchos se escudan detrás de estas y otras premisas similares de interés individual (obviamente apelando en público a un pragmatismo colectivo) no solo para aceptar esta situación, sino para promoverla.
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