Al igual que muchos profesionales, dejar mi amado Puerto Rico fue un sacrificio impulsado por la necesidad de construir una vida mejor para mí y mi familia, escribe Waldemar Ramos Ortiz
Al igual que muchos profesionales, dejar mi amado Puerto Rico fue un sacrificio impulsado por la necesidad de construir una vida mejor para mí y mi familia, escribe Waldemar Ramos Ortiz
La migración de los puertorriqueños ya sea para trabajar en Chicago o Nueva York u otras oportunidades de crecimiento en diferentes países, refleja una historia de fortaleza y valentía. Con más de cinco millones viviendo fuera de la isla, mientras que en Puerto Rico residen aproximadamente 3.2 millones, la comunidad ha demostrado una extraordinaria capacidad de salir adelante. Como decía mi abuelo: “El que es jíbaro de verdad, no le teme a ná”.
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