No podemos descansar tan solo en la indignación, sino que estas conductas tienen que atenderse de manera asertiva y científica, señala José Osvaldo Reyes
No podemos descansar tan solo en la indignación, sino que estas conductas tienen que atenderse de manera asertiva y científica, señala José Osvaldo Reyes
El caso de Jiovan F. Ortiz Soto, quien admitió (presuntamente) haber abusado sexualmente de su hija April Thais, de dos años de edad, es otro ejemplo insigne de cómo convivimos con personas que manifiestan conductas sexuales peligrosamente desviadas. April Thais murió a causa de este y otros tipos de maltrato a los que fue sometida. Las reacciones del público fluctúan desde encerrar a los responsables hasta someterlos a represalias tan bárbaras como los actos que le causaron la muerte a la menor. Y tales reacciones son esperadas, pero el asunto amerita una atención más integral.
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