La Cámara y el Senado están enfrentados en la aprobación de varios proyectos de ley para reformar el Sistema de Justicia Juvenil. Coincido con la necesidad de repensar la ley actual. Después de todo, quién puede imaginar que nuestra política pública sea arrestar, esposar, acusar y llevar a juicio a niños tan pequeños que cuando se sientan en el banquillo de los acusados sus pies no rocen el piso o que, por su corta edad, no puedan cooperar con su defensa ni entender el proceso. Esto constituye una violación de todos los principios de los derechos humanos.
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