¿Quién garantiza que estas personas que madrugaron podrían volver a ese colegio a votar? ¿Quién garantiza que a las 11:00 a.m., 12:00 m, podrían tener la transportación que tendrían a las 8:00 a.m.?, cuestiona Lyanne Ortiz Román
¿Quién garantiza que estas personas que madrugaron podrían volver a ese colegio a votar? ¿Quién garantiza que a las 11:00 a.m., 12:00 m, podrían tener la transportación que tendrían a las 8:00 a.m.?, cuestiona Lyanne Ortiz Román
Nuestros envejecientes, la población más vulnerable ante el COVID-19, como es de costumbre, son los primeros en ejercer su derecho al voto tanto en primarias como en elecciones generales. Se levantan silentes y decididos, preparando su taza de café, y con claridad en sus mentes, toman rumbo a su colegio de votación. Este año, como si no fueran suficientes el maltrato y el abandono recibido durante esta pandemia, también sufren la ineptitud de una Comisión Estatal de Elecciones que no prepara ni transporta a tiempo sus papeletas, siendo este el único instrumento para ejercer el derecho al sufragio. Y es así cómo el que madrugó con la esperanza de un Puerto Rico mejor, tuvo que regresar cabizbajo a su hogar, con el suspenso de si podrá ejercer su derecho al voto, y lamentando la maldita burocracia.
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