El proyecto de ley, en la práctica, liquidaría las ONG, porque las obligaría a registrarse, someterse a los controles y supervisión del régimen, dice Miguel Henrique Otero
El proyecto de ley, en la práctica, liquidaría las ONG, porque las obligaría a registrarse, someterse a los controles y supervisión del régimen, dice Miguel Henrique Otero
Mientras el régimen, por enésima vez, se encamina a escenificar un nuevo episodio de la farsa del diálogo ―como parte de la campaña que simula el inicio de una etapa de apertura y mejora de las condiciones de vida―, al mismo tiempo, desde la Asamblea Nacional, impulsa una gravísima trampa legal en contra de las organizaciones no gubernamentales venezolanas, con el nombre de “Ley de Cooperación Internacional”. Y, como tantas veces ha ocurrido en nuestro problematizado país ―donde la canasta alimentaria está a punto de alcanzar los 500 dólares y los presos políticos siguen presos y siguen siendo torturados―, este siniestro ataque al corazón mismo de las libertades no ha recibido, me parece, la atención que debería. Al tiempo que las familias venezolanas están concentradas en los esfuerzos ineludibles de la sobrevivencia, el poder se endurece, se atornilla, toma medidas para silenciar y paralizar a la sociedad y conducirla a un estado de creciente impotencia.
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