Tras un doloroso traspié en los Juegos Olímpicos de Río 2016, la medallista de oro boricua se tatuó el mapa y la bandera de la isla. Aquello fue el inicio de su viaje fantástico a la gloria olímpica, opina Noel Algarín Martínez
Tras un doloroso traspié en los Juegos Olímpicos de Río 2016, la medallista de oro boricua se tatuó el mapa y la bandera de la isla. Aquello fue el inicio de su viaje fantástico a la gloria olímpica, opina Noel Algarín Martínez
Jasmine Camacho-Quinn no tenía que haberse tatuado el mapa de Puerto Rico en su bíceps derecho -con la bandera y unos anillos olímpicos en su interior- para demostrar su puertorriqueñidad o su amor a esta isla. Pero lo hizo. No conozco a nadie que no sienta muy dentro una identidad, una historia o una cultura, que se marque la piel con la geografía e insignia de un país por otras razones que no sean un sentido de pertenencia, un sentimiento de conexión a un lugar físico en algún punto de este planeta.
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