Aunque es innegable que profesionales con alta educación han salido de Puerto Rico, esto no constituye una fuga de cerebros. Hay miles que se han quedado, o regresado a reinventarse abriendo sus puertas a hacer comercio y vender sus talentos al resto del mundo. Esto está ocurriendo como nunca antes, y cada vez nos colocamos como recursos más valiosos en Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, sin dejar la Isla.
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