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Cardiología
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Ritmo cardíaco y presión arterial: no son lo mismo

Te decimos lo que debes saber sobre su importante función

21 de julio de 2023 - 10:51 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 1 año.
Generalmente, cuando la frecuencia cardíaca aumenta, la presión arterial tiende aumentar, y viceversa. (Shutterstock)

La frecuencia cardíaca y la presión arterial son medidas vitales que desempeñan un papel crucial en la evaluación cardiovascular. Aunque miden cosas diferentes, ambos ofrecen información importante sobre el funcionamiento del sistema circulatorio y pueden ayudar a detectar los trastornos o enfermedades cardiovasculares.

De acuerdo con el cardiólogo clínico del Centro Cardiovascular de Puerto Rico y el Caribe, doctor Jorge Leavitt Caraballo, la frecuencia cardíaca es la cantidad de latidos por minutos que el corazón está latiendo. El doctor explicó que “la frecuencia cardíaca normal es entre 60 y 100 latidos por minuto, menos de 60 se llama bradicardia y mayor de 100 se llama taquicardia. No es lo mismo que el ritmo cardíaco. El corazón tiene cuatro cámaras (dos atrios y dos ventrículos) y se supone que cada latido empiece en el atrio, siga en el ventrículo y que lleve un ritmo regular y consistente, como si estuvieses bailando salsa... que lleves un paso”, comparó el especialista cardiovascular.

Sin embargo, explicó que, cuando el corazón se sale de ritmo (taquicardia), adquiere un ritmo irregular. “Hay un tipo de arritmia que es muy común y se llama fibrilación auricular o fibrilación atrial. Su característica principal es que no hay una sincronía entre los latidos del atrio y el ventrículo, provocando unos latidos irregulares, lo que hace que los latidos no sean efectivos en el atrio. El atrio tiene un apéndice atrial, que es un saco igual al apéndice que tenemos en el intestino delgado, y la sangre se puede meter en ese saco, coagularse y originar un trombo, que, en otro latido, puede salir disparado y es una causa común de infartos cerebrovasculares”, detalló.

Por eso, según el doctor, cuando los cardiólogos identifican a esos pacientes con fibrilación atrial, parte del tratamiento, además de medicamentos para controlar el ritmo cardíaco, son los anticoagulantes, que evitan que la sangre se coagule y pueda salir disparado un coágulo. “Está probado que estos anticoagulantes reducen grandemente la probabilidad de un infarto cerebrovascular”, añadió.

Por su parte, la presión arterial es la presión que está dentro de las arterias durante el ciclo cardíaco. Se mide en milímetros de mercurio y se representa con dos números. “Al número de arriba se llama la presión sistólica, que es cuando el corazón está bombeando; y el número de abajo es la diastólica, que es cuando el corazón se está relajando. La presión normal es 120/80, por encima de eso se empieza a considerar como hipertensión. La Asociación Americana del Corazón establece como meta actual que los pacientes se mantengan por debajo de 130/80 con medicamentos. La presión arterial alta o hipertensión, ciertamente, puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares como enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal y problemas de circulación.

Cuál es la relación entre ambas

La relación entre la frecuencia cardíaca y la presión arterial es estrecha y compleja. Generalmente, cuando la frecuencia cardíaca aumenta, la presión arterial tiende aumentar, y viceversa. No obstante, este vínculo puede variar, según las circunstancias. El cardiólogo expresó que, en algunos casos, si un paciente está deshidratado o tienen un tipo de infección (como el COVID-19 o pulmonía), el corazón tiene que mover la sangre más rápido y, usualmente, a estos pacientes les baja la presión y le sube el pulso. “Si no hay cosas externas, el paciente puede estar con la presión alta y el pulso normal, no ocurre necesariamente en todos los casos, pero puede pasar. De igual forma, si hay una arritmia cardíaca y el paciente está con el pulso bien elevado, y el corazón no tienen el tiempo para bobear y relajarse para poder expulsar una cantidad de sangre adecuada en el próximo latido, tendemos a ver presiones bajas y pulsos elevados”, añadió.

A modo de ejemplo, durante el ejercicio físico, es normal que tanto la frecuencia cardíaca como la presión arterial aumenten para satisfacer las demandas del cuerpo. Por otro lado, durante el descanso o la relajación, tanto la frecuencia cardíaca como la presión arterial deberían disminuir.

Por consiguiente, la recomendación del especialista es el monitoreo regular de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, ya que contribuye a identificar los posibles problemas cardiovasculares, controlar el progreso de una enfermedad existente o evaluar respuesta a ciertos tratamientos.

Dentro de las señales que te ayudan a identificar una taquicardia, el cardiólogo mencionó la sensación de que el corazón va rápido, molestia en el pecho y falta de aire. Mientras que, la bradicardia se manifiesta con cansancio, mareos, debilidad y falta de aire.

“Cuando el ritmo está irregular, las personas suelen expresar que tienen unos brinquitos en el corazón que vienen y van. Ante estos síntomas, tienen que buscar ayuda médica para realizarles un electrocardiograma, saber la frecuencia y el ritmo cardíacos, medirle los signos vitales (pulso y presión) y descartar algún tipo de arritmia. Nosotros, los cardiólogos, siempre les recomendamos a los pacientes que tengan un monitor de presión en la casa y se la verifiquen frecuentemente. Ahora hay dispositivos y relojes inteligentes, incluso aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos, que te marcan el pulso y ofrecen alertas y notificaciones de arritmia cardíaca”, manifestó Leavitt.

Dentro de las medidas preventivas el cardiólogo destacó estar alerta del exceso de estrés y al manejo adecuado de este; y evitar el uso de estimulantes, cigarrillos, drogas o alcohol, que pueden causar disturbios en el pulso. El control adecuado de la frecuencia cardíaca y la presión arterial ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares y detectar condiciones existentes.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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