Dos de los integrantes de Los García repasan el éxito de esta inolvidable comedia televisiva
Dos de los integrantes de Los García repasan el éxito de esta inolvidable comedia televisiva
Los García se convirtió en el favorito de la teleaudiencia.
Era un programa que era un reflejo del pensar y el sentirde una familia común, bien unida, en la que surgían los problemas naturales y se aplicaban las soluciones más apropiadas.
Había gente que me contaba anécdotas de su vida que, luego, yo adaptaba al programa. Siempre me hacían la misma pregunta, ¿a qué se debía el éxito del programa?
Yo les contestaba a todos lo mismo:
—El éxito de Los García se debe a que tiene situaciones
que me pasan en casa, pasan en la casa del vecino y te pasan en la tuya.
Así he vivido, p. 319-320
Al hablar sobre Los García, el comediante y libretista Edgardo Rubio no puede evitar una sonrisa que combina la nostalgia con la satisfacción. El segundo actor que encarnó el papel de “Junito” –el hijo menor de la familia compuesta por “Juan” (don Tommy), “Teresa” (Gladys Rodríguez) y “Ginny” (Gina Beveraggi)-- era, en la vida real vecino de la familia Muñiz-García de la Noceda y, por supuesto, un fanático del programa.
“Cuando mi amigo Liberato (Garced, hijo, el primer “Junito” de la serie) se fue a hacer telenovelas, yo entré a hacer el personaje como s lo hubiera hecho de toda la vida. Pero, como en esa época estaban todavía las revistas –refiriéndose a Teve Guía (fundada en 1962 por Mario Prévidi y Juan Ortiz Jiménez) y Vea (fundada por Enrique Pizzi Galindo y Roberto García en 1969)--enseguida quisieron entrevistarme”, recuerda Rubio.
Cuando los reportajes comenzaron a salir, Rubio no salía de su asombro por su repentina popularidad, y era de esperarse: la comedia de situación, que iba al aire todos los martes a las 6:30 de la tarde por WAPA-TV se había convertido en el programa preferido del país.
“Recuerdo que me tomaron muchas fotos y, bueno, las revistas salían todas las semanas. Fue bien extraño verme en la portada, hablando sobre mí. Imagínate cuando la abrí por el medio y descubrí que me habían publicado en el póster semanal, ¡por poco me muero!”, cuenta, entre risas.
En sus crónicas sobre la televisión puertorriqueña –publicadas posteriormente a las memorias del productor– la escritora e historiadora de la televisión Beba García subraya: “Juan García era un calco actualizado de otros personajes que habían visto la luz, a través de los anteojos de Tommy, mucho tiempo antes … La idea de revivir los dimes y diretes de una familia correntona sedujo a (Tommy) como nunca antes” (p. 323-324).
El programa salía al aire los martes, en horario vespertino, y el país se paralizaba por media hora para ver, semana tras semana, las peripecias de “Juan García” y su familia.
“Yo seguí mi vida normal, estudiando en el colegio y jugando baloncesto con los muchachos de la urbanización. Cuando se acercaba la hora del programa, se acababa el juego. Nunca se me olvida que, mientras iba caminando hasta mi casa, escuchaba desde la acera el tema musical del programa en todos los televisores, sonando a la misma vez… Todavía, después de tantos años, eso me emociona”, admite el comediante.
Por un momento, mientras recuerda la gesta de su padre, el productor de espectáculos Rafo Muñiz no puede contener las lágrimas. “Cuando uno mira atrás y evalúa su éxito, es imposible pensar en lo que pudo haber hecho si hubiera tenido más recursos”, admite, después de reponerse de la emoción.
“Mi papá fue un cronista urbano, un narrador de la vida diaria. Eso es una particularidad que es solamente comparable, según mi pensamiento, a Lucille Ball y I Love Lucy. Durante sus inicios en la televisión, tuvo la bendición de que Don Ángel Ramos fuera la primera persona que se dio cuenta de que mi papá era especial, en términos de pintar la realidad de lo cotidiano, igual que lo hacía Norman Rockwell en sus caricaturas todos los domingos… Él presentaba un retrato de la vida de todos los días, con una sencillez tan natural que le llegaba a todo el mundo”, explica.
Debido a la fama que, como a Rubio, le ganó el programa –aunque, en su caso, ya había estado en la televisión desde mucho antes–el exitoso productor ha tenido que sobrellevar el perder su nombre y ser reconocido como “Godofredo”, el simpático, opinionado y, muchas veces, impertinente novio de “Ginny”. De hecho, don Tommy apuntó en sus memorias el origen de ese nombre que todavía es, para muchos de nosotros, sinónimo de Rafo.
“El nombre de Godofredo lo cogí del sobrenombre que le puse a un ‘pelú’ que para aquel entonces no salía de mi casa detrás de mi hija Luzie y que, con el paso de los años, se convirtió en el papá de mi nieto Joaquín” (320-321).
“Caí en cuenta de la amplitud profesional, creativa y capacidad actoral de mi papá, ya había hecho programas con él”, señala Rafo, quien comenzó a aparecer en las comedias Gloria y Miguel y, más adelante, en Esto no tiene nombre. “De hecho, recuerdo ver al equipo de escritores que colaboraban con él –la famosa piña de Tommy, que también incluía a los miembros de su elenco de programas– llegar por la noche a crear los libretos, irme a dormir y levantarme con ellos terminando su trabajo. Así era la intensidad creativa de mi papá”, resalta.
Uno de los aspectos que subraya el productor es la influencia de su papá en su ética profesional. “De él lo aprendí todo: el respeto, la puntualidad, el riesgo y la confianza de que los puertorriqueños podemos hacer muchas cosas buenas, sin considerar nuestras dimensiones geográficas y trascender, con el arte, al mundo entero”, indica Muñiz. “En sus programas jamás se burló de una persona con una discapacidad física, aunque mi papá era ciego clínicamente por una condición de salud que le afectó en su niñez”, confiesa.
Por otra parte, Muñiz sabe que no fue poco lo que don Tommy enfrentó al por presentar, a través de Teleluz, las vistas del Cerro Maravilla –que el país completo veía, aunque las encuestas dijeran lo contrario– pero él entendió que era importante y lo hizo. “A la larga, terminó costándole el canal”, afirma. ”Sin embargo, digo que él fue incorruptible, porque nunca cedió a las amenazas y al temor de muchas personas (de asociarse con él)”, destaca Muñiz.
En la década de los años noventa, Rafo compartió nuevamente la pantalla con su padre en el programa Carcajadas y algo más, Fico y El papá de mi papá (WAPA-TV). “Ahí ya yo era el productor, pero Papá se mantenía siempre cuidando la parte creativa, que siempre fue su fuerte”, aclara.
Aunque se mantiene trabajando en su faceta de productor de espectáculos, a Rafo le ilusiona mucho la idea de revivir, de alguna manera, ese momento icónico de Los García, que le mantiene unido en amistad a Edgardo Rubio, a quien personalmente llevó hasta las audiciones para el papel que LIberato dejó vacante.
“Siempre que podemos nos juntamos y, aunque sea por poco tiempo, nos ponemos al día”, asegura. “La nostalgia por ese proyecto que nos unió es un tema que nunca termina, porque el programa sigue viéndose por distintos medios y la gente lo recuerda con mucho cariño”, admite, emocionado.
Esa idea pudiera materializarse ahora, con motivo del centenario de Don Tommy. “Hemos pensado en una alternativa que nos permita traer a Los García a la realidad actual”, dice Muñiz al respecto. “Todavía el proyecto está en la fase creativa, pero estoy seguro de que, otra vez, contaremos con el respaldo del público que todavía hoy, dondequiera que vaya, sigo siendo ‘Godofredo’”, asegura.
Aunque se llamen de otra manera y vivan en otros lugares, quienes conocieron a esos vecinos de Parque Florido siguen presentes –aunque de una manera más contemporánea con la realidad actual. “Es que son un reflejo de lo que somos, representan esa familia que es la de todos”, afirma. " Yo creo que (Los García) calaron tan hondo en ese público que por tanto tiempo nos siguió que, por lo menos para mí, nunca morirán”, finaliza el productor.
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