Hay progresos significativos en el tratamiento
Hay progresos significativos en el tratamiento
“Todavía es muy incierto por qué a unas personas les da cáncer de tiroides y a otras no”, dijo el doctor William Méndez, cirujano endocrino.
Factores de riesgo como la exposición a la radiación, la genética y el historial familiar están asociados a este cáncer, cuyos tipos principales son el papilar, el folicular, el medular y el anaplásico, de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por su sigla en inglés). De estos, el papilar es el más común.
Aun cuando el cáncer de la tiroides tuvo 586,202 nuevos casos en 2020 a nivel global, en ambos sexos y en todas las edades —según el Observatorio Mundial del Cáncer, de la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer (IARC, por su sigla en inglés)— y se colocó en el noveno puesto de 33 cánceres, la mortalidad asociada fue de 43,646 y ocupó el vigésimo cuarto puesto.
“Cuanto antes se detecte el cáncer de tiroides, más posibilidades tendrá una persona de sobrevivir cinco años después de ser diagnosticado. En el caso del cáncer de tiroides, el 64.2 por ciento se diagnostica en etapa local [que se encuentra solo en la parte del cuerpo donde empezó]. La supervivencia relativa a cinco años del cáncer de tiroides localizado es del 99.9 por ciento”, informa el Programa de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales, del NCI.
Por su parte, el doctor Méndez añadió que a pesar de que los nódulos de la tiroides (bulto o masa que se forma por la multiplicación anormal de células tiroideas) son comunes y, aproximadamente, la mitad de la población los tiene, menos del 15 por ciento son malignos.
“El cáncer de tiroides no está incluido en la lista de cánceres con criterios de cernimiento. Hacer pruebas [de detección temprana] no forma parte de los protocolos de prevención”, sostuvo el médico.
Por ejemplo, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF por su sigla en inglés) no recomienda el cribado (pruebas de detección temprana) del cáncer de tiroides en adultos asintomáticos.
El especialista indicó que el cáncer de la tiroides es objeto de mucho estudio y que han ocurrido ciertos cambios en el tratamiento.
Por ejemplo, el doctor Méndez sostuvo que, antes de 2015, el procedimiento habitual era remover la tiroides completa y utilizar radioyodo, mientras que actualmente, en muchos casos, se puede hacer una remoción parcial de la tiroides y de manera ambulatoria.
“Hoy en día, tenemos cánceres de tiroides que cualifican para ser observados y no hacer nada más, especialmente en pacientes [adultos] mayores porque el beneficio que tiene [la cirugía] es prácticamente nulo”, puntualizó.
En cuanto a los avances para el tratamiento del cáncer de la tiroides, Méndez incluyó los resultados preliminares prometedores de la radiofrecuencia. La ablación por radiofrecuencia es un procedimiento mínimamente invasivo, en el que se genera calor para destruir células anormales.
Por su parte, la cirugía robótica representa beneficios a nivel cosmético, ya que permite hacer las incisiones en áreas no visibles.
Has escuchado la expresión “ni tanto ni tan poco”? O sea, que hay que tener cuidado con los extremos. Esa podría ser una buena recomendación para la medicina defensiva, que se divide en dos: positiva y negativa.
Mientras que la llamada medicina defensiva positiva se refiere al diagnóstico y el tratamiento excesivos, la negativa evita procedimientos riesgosos y reduce servicios. Ambas tienen un impacto en la salud y en el sistema sanitario que no puede desestimarse, además de representar un problema ético.
Un análisis realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard halló que los costos de responsabilidad médica —que incluyen la medicina defensiva— representaron alrededor de 2.4 por ciento del gasto sanitario anual en atención médica en Estados Unidos o $55,600 millones al año en el 2008, según un comunicado de prensa publicado por la Escuela en 2010, año en el que se firmó la Ley de Protección al Paciente y Atención Médica Asequible.
Asimismo, el comunicado señaló que el costo anual del sistema de responsabilidad médica incluía $45,600 millones en costos de medicina defensiva, el renglón con la mayor cifra si se compara con los pagos de reclamaciones por negligencia y los gastos administrativos.
En Puerto Rico, las repercusiones de la medicina defensiva se han discutido, por ejemplo, ante la alerta por la elevada tasa de nacimientos por cesárea. Durante los años 2007 a 2016, la tasa fluctuó entre el 49.2 por ciento al 46.1 por ciento, muy por encima de la tasa ideal del 15 por ciento sugerida por la Organización Mundial de la Salud, de acuerdo con el Índice integral de la salud materna e infantil por municipios, Puerto Rico, 2016, del Departamento de Salud.
Respecto al cáncer de la tiroides, —que en el archipiélago boricua representó el tercer tipo de cáncer con mayor incidencia en mujeres y el décimo en hombres en el período de 2014 a 2018, según el Informe anual 2020-2021, del Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico— este enfoque de la medicina defensiva ha influido en su sobrediagnóstico, definido como el diagnóstico de una afección médica que nunca habría causado ningún síntoma o problema, y sobretratamiento.
Acerca de las repercusiones del sobrediagnóstico, que está vinculado al sobretratamiento, el doctor Méndez apuntó a los efectos económicos y sociales en las personas sometidas al mismo, como en el gasto sanitario. “Dar tratamiento de más no es algo bueno”, afirmó el entrevistado, quien explicó que con el sobrediagnóstico se observa un aumento en la incidencia del cáncer, pero este incremento no se puede atribuir a un factor ambiental.
La autora es periodista colabora de Puerto Rico Saludable.
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