Positivo y con la fe como norte, el sobreviviente de cáncer confía en la vida para lograr su sueños
Positivo y con la fe como norte, el sobreviviente de cáncer confía en la vida para lograr su sueños
El cáncer trae consigo muchas experiencias que marcan la vida. Para Kelvin Sierra Valle, esta enfermedad lo ha cambiado todo. Y es que el joven de 21 años lleva marcas de lo que ha sido una dura batalla que ha peleado con mucha valentía.
Oriundo de Vega Baja, pero residente de Barceloneta, se destaca como creador de contenido de temas de moda y joyería, en TikTok, pero detrás de ese rol como influencer, es el protagonista de una impactante historia que seguramente te inspirará.
A sus 10 años, fue diagnosticado con cáncer osteosarcoma en el fémur de la pierna derecha.
“Todo pasó por accidente”, dijo. “Cuando estaba en tercer grado, como soy una persona bien ῾hyperʾ, corría bicicleta, patines y patineta. Una vez me caí y me salió un chichón en el fémur. Pasaron los días y me empecé a quejar, y se me ponía caliente. En vez de un chichón, ya tenía tres”.
Antes de continuar con su relato, dijo que, para ese entonces, su hermano Abner Maldonado, de 15 años, quien era un sobreviviente de cáncer (en un brazo), padecía de cáncer en la rodilla -precisamente- un osteosarcoma.
“Mi mamá (Ebelinda Valle) me llevó al médico y me hospitalizaron en el Hospital San Jorge, donde mi hermano recibía tratamiento”, indicó.
Casualmente, mientras ambos niños estaban en el hospital, la madre sintió una masita en el seno y se sometió a varios estudios.
“En nuestra familia el cáncer es hereditario. Si somos 10, a 6 nos ha dado cáncer. Eso es bien fuerte en nuestros genes. Cuando nos empezaron a realizar estudios, un miércoles me diagnosticaron osteosarcoma (abril 2012) y, al día siguiente, a mi mamá le diagnosticaron cáncer de seno. Los dos entramos en tratamiento y, entonces, ya éramos tres con cáncer”, dijo.
El cáncer de Kelvin “fue más agresivo” en comparación con el de su hermano, así que tuvo que tomar una decisión drástica en corto tiempo y a su corta edad.
“Había dos opciones: hacerme una operación bien complicada, pero como el cáncer era bien agresivo, no descartaron que se me pudiera regar en otras partes del cuerpo, o amputarme la pierna. Esa decisión me la dejaron a mí. Tenía 10 años y preferí que me amputaran la pierna. Le dije a mi mamá que quería vivir muchos años y estar con mi familia”, contó el joven, quien reconoce que la decisión no fue fácil, pero, para la edad que tenía, la tomó con mucha madurez y conciencia.
“Fue como un pequeño shock porque me considero una persona súper extrovertida, bien hiperactiva. Llegué a pensar que, con una pierna, me iba a limitar el hacer muchas cosas, pero lo tomé de la mejor manera. Recuerdo que, cuando estábamos en el proceso (de amputación), estuve bien tranquilo, gracias a Dios, a las oraciones de mi mamá y a mis oraciones, me ayudaron a mantener la calma”, reconoció Sierra.
“Yo sé que estoy vivo, pero quiero estar vivo y saludable, y que a nadie de mi familia le pase nada. Gracias a Dios estoy bien y le agradezco cada día el estar vivo. Hay días en que me acuerdo de ese entonces y me da dolor, extraño mucho a mi familia y extraño a mi yo de antes. Pero, también hay días en que estoy súper bien y me siento súper feliz y agradecido ”
La amputación de su pierna derecha se dio en julio de 2012. Desde entonces, Kelvin afirmó que trabajó fuertemente para lidiar con los cambios que la lucha contra el cáncer le había puesto en el camino.
“Mi proceso de sanación fue muy largo. Estuve más de dos meses para que sanara la herida. El proceso fue todo adaptación, porque sientes que perdiste algo, pero siento que lo tomé con mucha tranquilidad. Siempre pensé que esto iba a ser pasajero, que no me iba a limitar a nada cuando recibiera mi prótesis. Cuando me dieron la prótesis, no necesité terapia, me pusieron la prótesis y seguí caminando. Eso impresionó mucho a los doctores y ya, a los dos meses, estaba corriendo bicicleta, patineta y jugando voleibol en la escuela”, señaló el sobreviviente, quien terminó sus tratamientos de quimioterapias en 2013.
Estos procesos que vivió, siendo solo un niño, son los que han forjado su temple y deseos de superarse en la vida.
“De ser un niño, cuando pasé por este proceso, me convertí en un ‘’microadulto’', porque tomar decisiones así, te cambia la vida, te cambia la perspectiva. Hasta el sol de hoy, considero que mi situación no me limita, siento que he hecho muchísimas cosas y me faltan muchas cosas más por hacer, por vivir y por experimentar”, declaró.
Sin embargo, aunque Kelvin terminó su tratamiento en 2013, el cáncer seguiría rondando su vida… pero, de otra forma.
“Para el 2015, mi mamá había terminado las radioterapias y empezó con molestias en la espina dorsal. Le hicieron muchos estudios y el cáncer se le había regado del seno a la espalda. Entró en tratamiento, pero falleció por ese cáncer”, lamentó Kelvin, quien, además, tuvo que enfrentar la pérdida de su hermano a causa de la misma enfermedad.
“Para el 2019, mi hermano fue al hospital y salió con leucemia. Esa era su tercera vez con cáncer. Entonces, con la quimioterapia, un coágulo se le subió al cerebro y falleció a los 21 años”, contó el joven.
Ciertamente, el cáncer le ha quitado mucho, pero Kelvin ha decidido tomar esas experiencias como norte para su crecimiento personal.
“Hay dos maneras de ver el cáncer: una positiva y otra negativa. Positivismo porque cuando a uno le da cáncer, aprendes a vivir la vida de otra forma, es como que volviste a nacer. El cáncer te cambia tu perspectiva y te cambia a ti como persona. La parte negativa que trae el cáncer es el rencor que genera por quitarnos a las personas que queremos, ver que tu familia cercana falleció. Además, pensar si mañana estaré bien, si estaré aquí. El efecto postraumático, pues si me da un pequeño dolorcito en el codo, ya uno piensa lo peor. Es un trauma porque no quiero volver a pasar por esto, no quiero sentir dolor”, admitió.
Sobrevivir, no solo al cáncer, sino a la amputación de su extremidad, a la pérdida de su madre y de su hermano, le ha forjado su carácter contra esta enfermedad y, aunque vienen días nublados en su vida, también hay muchos días donde sale el sol. “A veces, a uno se le olvida que hay luz al final del túnel. Yo sé que estoy vivo, pero quiero estar vivo y saludable, y que a nadie de mi familia le pase nada. Gracias a Dios estoy bien y le agradezco cada día el estar vivo. Hay días en que me acuerdo de ese entonces y me da dolor, extraño mucho a mi familia y extraño a mi yo de antes. Pero, también hay días en que estoy súper bien y me siento súper feliz y agradecido”, concluyó el sobreviviente a quien consigues como Ksieerra en TikTok e Instagram.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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