El apoyo mutuo es la fortaleza que las sostiene
El apoyo mutuo es la fortaleza que las sostiene
Cuando el cáncer toca a un miembro de la familia, todos son trastocados. Pero cuando el cáncer se empeña en tocar a más de uno del núcleo familiar, la lucha se convierte en guerra..
Esta es la historia de las hermanas Lilly Ivette y Melitza Ivette Colón Pérez del municipio de Barranquitas. Dos pacientes de cáncer de seno que han tenido que pararse en el frente de batalla para pelear contra este enemigo que las asedia por todos lados.
Lilly Ivette, maestra de Artes Visuales de 56 años, fue la primera en ser diagnosticada, específicamente con carcinoma ductal invasivo en 2015; aunque en su familia hay tías, tíos y primas con esta enfermedad.
“En el 2014, comencé a sentir una venita durita alargada, era como un tubito. Sentía unas hincadas, como si te enterraran un alfiler. Eso lo sentía frecuentemente antes del diagnóstico. La ginecóloga me mandó a hacer una mamografía, pues llevaba dos años que no me la hacía, pero no salió nada. Ese mismo año, me iban a operar de vesícula y el doctor me preguntó desde cuándo no me hacía la mamografía. Entonces, me mandó a hacer una sonomamografía y ahí fue que se reveló que tenía cáncer”, explicó Lilly Ivette.
Según la paciente, en esa ocasión le realizaron una cirugía para sacarle el tumor, conservándole el seno, ya que “al parecer, era encapsulado”. En ese momento, como presentaba bien bajas posibilidades de recurrencia, la trataron con pastillas.
“No tuve radioterapia, no tuve referido a oncólogo. Se trató como algo bastante simple”, mencionó Lilly Ivette.
Sin embargo, no fue tan sencillo. “En el 2017 vuelvo a tocarme y sentirme lo mismo, casi en el mismo lugar. Me volvió lo mismo. Así que tuve dos diagnósticos del mismo cáncer. Ahí me dijeron que había que hacer la mastectomía. Me hicieron la mastectomía radical bilateral (ambos senos); en ese segundo diagnóstico me cambiaron el medicamento, cogí radioterapia y empecé tratamiento... y hasta el sol de hoy, estoy en tratamiento”, dijo la paciente, quien tomó 33 radioterapias y tomará por 10 años su quimioterapia en pastillas “porque el porcentaje de recurrencia salió bajito también”.
Pero, el cáncer no quiere una tregua con esta familia. En mayo de este año, una de las cuatro hermanas de Lilly Ivette y Melitza Ivette, también fue tocada por esta enfermedad.
“Hace un año (2022) sentía como un corrientazo y yo me hacía mamografías fielmente; la última me la había hecho en junio 2022. Pero, en mayo 2023 me estoy haciendo un autoexamen y me encontré una masa que estaba bastante grande, como del tamaño de un limón. Era una masa durita, pero, como que se movía. Entonces, llamé al médico y me mandó a hacer una biopsia y salió positiva a cáncer linfovascular y perineural invasivo grado 3 triple negativo”, relató la paciente de 51 años.
Melitza Ivette mencionó que “todo fue bien rápido”. En una semana ya tenía el diagnóstico y, en menos de un mes, estaba comenzando sus tratamientos de quimioterapia e inmunoterapias.
“Tienen que atacar rápido el tumor porque estaba muy grande y no se puede operar. Hay que bajar el tumor a través de la quimioterapia porque, en mi caso, iba creciendo rápidamente. En febrero no tenía la masa y, en mayo, ya la tenía bien grande. Estoy en tratamiento y, posiblemente, me operan para enero”, detalló la paciente, quien espera pronto poder tomar una importante decisión.
“Todavía no he ido al cirujano, pero el oncólogo me dice que la operación es de un solo seno; sería abrir, limpiar lo que la quimioterapia no haya matado y van a tratar de salvar el seno. Yo creo que le voy a pedir que remuevan los dos porque tengo temor de volver a pasar por lo mismo”, confesó Melitza Ivette, quien reconoce que su hermana atravesó dos diagnósticos y que ella y otras pacientes le sugieren evitar cualquier riesgo de recurrencia.
Aunque para ambas el proceso del cáncer ha sido duro, Lilly Ivette admitió que ella ha estado más susceptible ante la lucha que le ha tocado enfrentar; máxime en su primer diagnóstico, ya que tiene cinco hijos: cuatro varones de 36, 35, 28, 20 años y una joven de 17 años.
“Cuando me diagnosticaron, lo primero que pensé fue en la muerte y en mis hijos, porque el padre era alcohólico y no quería que mis hijos se quedaran con él. Poco a poco lo fui superando, dejé otras cosas en el camino, empecé a vivir de una manera distinta, ahora lo que me importa es el momento, la familia. Mi fortaleza viene de Dios”, confesó Lilly Ivette.
“Hay que vivir el momento y saberlo vivir con alegría... hay que dejar los rencores ”
Esa fuerza interior que encontró en medio de su proceso ha sido clave para apoyar a su hermana, ya que son experiencias que conoce. Sin embargo, Lilly Ivette aceptó que Melitza Ivette le ha enseñado mucho, pues tiene un temple y una actitud muy positiva.
“Siempre es difícil porque ese diagnóstico es fuerte, pero, al haber pasado por esto dos veces, nos hemos apoyado. Ella está más fuerte que yo. En un principio me destruí y lo admito, pero aprendí que esto no es un diagnóstico de muerte, que vamos a tomarlo como una enfermedad cualquiera, que estamos en lucha y lo vamos enfrentando día a día. Es una lucha en proceso”, admitió Lilly Ivette.
Por su parte, Melitza Ivette afirmó que su proceso lo ha asumido con valentía porque cuenta con el apoyo de toda su familia, y aseguró que no piensa retroceder en sus ganas de salir victoriosa de esta batalla.
“Yo de verdad lo he tomado bastante tranquila por la fortaleza que nos ha dado Dios. Desde el primer momento no me angustié, no se me cayó el mundo encima. He tenido una buena vida, una familia que me ha apoyado y pienso en que pase lo que tenga que pasar. He sido bien fuerte en eso. Hay que echar para adelante. Tenemos que dar la lucha, nos resta seguir las instrucciones, tomar el tratamiento y estoy agradecida porque cuento con el apoyo de mis hermanas, mis hijos, mis papás y mi esposo. Cuando uno tiene con quien contar sabe que no está solo”, dijo convencida Melitza Ivette, quien tiene dos hijos de 31 y 27 años.
“Aprendí a vivir el día a día, a dejar atrás las cosas que no son importantes ”
Asimismo, Lilly Ivette sostuvo que, como familia, se están enfocando en compartir, vivir el hoy y solo hacer planes a corto plazo y exhortó a otros pacientes a ver la vida día a día.
“Después de un diagnóstico así, ya no ves un futuro, vives el hoy y dices: Gracias Dios que me levanté con vida”. Los planes a largo plazo se acabaron, hacemos planes para mañana y pasado. Entendí que la muerte te va a tocar en cualquier momento, lo importante de todo esto es vivir y saber vivir. Vivir el momento y saberlo vivir con alegría, enfrentarlo todo de manera positiva, dejar esos corajes, esos rencores, porque el estrés, muchas veces, es el que nos causa que el sistema inmunológico se vaya al piso y que vengan estas enfermedades oportunistas”, afirmó la mayor de las hermanas.
“Aprendí a vivir el día a día, a dejar atrás las cosas que no son importantes. Disfrutar la familia y estar en paz con uno mismo. Todos nos vamos a morir en cualquier momento, pero, como tienes un diagnóstico, te preocupas más por eso. En mi caso, trato de no darle casco a eso, solo Dios sabe cuándo nos va a tocar. Eso a mí no me preocupa, sí tratar de disfrutar mi familia y mis nietecitos, que tengo cuatro, hacer memorias y tomarnos muchas fotos”, aseveró Melitza Ivette.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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