La madre de Juan Diego Cancel Rosas relata cómo la experiencia con el cáncer cambió la vida de la familia para bien
La madre de Juan Diego Cancel Rosas relata cómo la experiencia con el cáncer cambió la vida de la familia para bien
Ala corta edad de 5 meses, Juan Diego Cancel Rosas comenzó una batalla para vivir.
En aquel entonces, era el año 2004, y a este joven —que hoy día tiene 20 años y estudia Artes Culinarias en el National University College de Mayagüez— le salieron unas masitas en su cuerpo, señal que movió rápidamente a sus padres (Jennifer Rosas Albino y Juan Cancel Rivera) a consultar con el pediatra.
“A Juan Diego le salieron unas masitas en el abdomen y en el bracito. Se llevó al pediatra al siguiente día y fue, entonces, cuando el cirujano pediátrico, el doctor Francisco J. Rivera Pedrogo, después de hacerle las biopsias, nos citó y nos dio la noticia de que Juan Diego tenía neuroblastoma en estadio IV con metástasis en el hígado, el riñón y la piel”, relató la madre del menor.
Una noticia que, sin lugar a dudas, fue devastadora para la familia residente de Cabo Rojo, pues, en lugar de celebrar la vida de su hijo y esa hermosa etapa de la infancia, estaba entrando en una ruda batalla contra el cáncer.
“Fue una gran sorpresa para ambos padres, ya que jamás imaginamos que un bebé pudiera tener un diagnóstico de cáncer. Estábamos algo confundidos. Recibir la noticia fue confuso; no entendía lo que iba a pasar, pero siempre pregunté por los procesos, efectos secundarios y todo lo relacionado con el diagnóstico”, confesó la madre.
Desde ese momento, recibieron un referido para el Hospital Pediátrico Universitario, en San Juan, donde Juan Diego comenzó su tratamiento de ocho ciclos de quimioterapias, a seis meses de nacido.
Según la progenitora, lo más difícil era que Juan Diego “era solo un bebé” y eso les causaba mayor angustia, ya que “no podíamos entender el dolor que tenía, era solo escuchar su llanto. Además, verlo crecer en la cuna del hospital, verlo pararse por vez primera vez allí… fueron muchas cosas difíciles”, relató Rosa, quien recibió apoyo de ambas familias y de la Sociedad Americana contra el Cáncer (SACC), a través del Hogar de Niños que Quieren Sonreír.
En el proceso del tratamiento, los padres afirmaron haberse mantenido “fortalecidos y sin desespero”, con la fe de recibir la noticia de que el tratamiento había funcionado y, así, ver culminada la pesadilla.
“El diagnóstico era complicado por la metástasis. Él estuvo unos diez años en remisión, pero hace 18 años que Juan Diego es sobreviviente de cáncer y solo tiene citas regulares al pediatra”, expresó con júbilo.
La madre afirmó que ese proceso les cambió la vida y, por eso, tratan de ayudar a otros pacientes que, como a su hijo, les toca luchar contra la enfermedad.
“Hoy día, vivimos en agradecimiento de un año más. Este proceso cambió nuestra vida, la de nuestra familia y hasta adquirimos familias extendidas. Nos hicimos voluntarios de la SACC, y comenzamos a colaborar con los eventos, apoyando a otras familias y actividades relacionadas. Esta experiencia nos convirtió en portavoces de la organización, vivimos en agradecimiento y sentimos un gran compromiso social”, afirmó la madre, quien exhortó a otros pacientes y sus familias a que luchen y no dejen de creer en los milagros.
“Les invito a que mantengan su fuerza y esperanza cogidas de la mano. Que los milagros existen, pues yo tengo uno hermoso en casa. Que después del miedo viene la liberación y la paz. El apoyo está y todo tiene un gran propósito de ser”, concluyó Rosas.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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