Esta patología congénita suele presentar pocos o ningún síntoma
Esta patología congénita suele presentar pocos o ningún síntoma
Un fuerte dolor de pecho, acompañado con una marcada falta de aire, fue lo que sintió el médico generalista Julio Alvarado Engel, mientras manejaba una emergencia grave en la sala de urgencias donde trabaja. Cuando terminó de manejar aquel caso, le pidió a una enfermera que le hiciera un electrocardiograma (EKG) allí mismo. Los resultados de esta prueba fueron el primer paso para confirmar sus sospechas de que padecía de cardiomiopatía hipertrófica.
De acuerdo con datos de la Clínica Mayo, la cardiomiopatía hipertrófica es una enfermedad en la que el músculo cardíaco se engrosa (hipertrofia), lo que puede dificultar que bombee sangre. Es una patología congénita, por lo que se nace con esta, pero, en muchos pacientes, suele presentar pocos o ningún síntoma. Los que sí presentan síntomas pueden sentir dolor de pecho y desmayo -sobre todo al hacer ejercicio o esfuerzo-, falta de aire, soplo cardíaco y sensación de latidos rápidos o palpitaciones fuertes.
“El EKG es el primer paso para diagnosticar la enfermedad; indica que es posible que tenga hipertrofia. Ahí decidí ver a mi cardiólogo al día siguiente, vio el resultado del EKG y me mandó un ecocardiograma que confirmó la hipertrofia y luego un MRI cardíaco”, relató Alvarado Engel.
El galeno no había dado señales de padecer de la enfermedad en toda su vida, salvo poco antes de aquel incidente en la sala de emergencias, a la edad de 36 años. “Estaba sintiendo falta de aire y dolor de pecho en las noches, pero se lo atribuía a mi falta de ejercicio y de una buena dieta”, recordó.
Al ser una afección hereditaria, se había hecho pruebas antes, con resultados negativos. “Tengo un abuelo que la padecía. Él falleció de esta misma condición mucho antes de que yo naciera, cuando mi mamá tenía 11 años”, contó. “Como mi mamá y mi tío se habían chequeado y no la presentaban, nos confiamos en que no habían heredado el gen”.
“Cuando uno está estudiando medicina, uno se hace estudios mientras aprende a hacerlos (los EKG) y me hice varios. El último fue a los 28 años y parecía normal. No tenía ningún síntoma”, dijo el médico, cuyos primos y hermanos tampoco heredaron la condición.
En el caso de Alvarado Engel, la miocardiopatía hipertrófica es obstructiva, lo que quiere decir que la pared muscular entre las dos cavidades inferiores del corazón se engrosa y bloquea el flujo sanguíneo. Es una afección que, si no recibe tratamiento, puede complicarse y provocar fibrilación auricular (un tipo de arritmia), obstrucción del flujo sanguíneo, enfermedad de la válvula mitral, insuficiencia cardíaca, desmayos (síncope) y muerte cardíaca súbita, según la Clínica Mayo.
“Mi cardiólogo me restringió toda actividad física. No puedo correr ni hacer ejercicio. Tengo un hijo que tenía un año en aquel entonces. El cardiólogo me dijo: ‘Tu único ejercicio es estar detrás de él’”, recordó el doctor. “Es limitante porque, al salir a pasear, no podía esforzarme mucho”.
También se impactó su vida laboral, ya que el cardiólogo le recomendó dejar de trabajar en sala de emergencias y, en cambio, atender pacientes en una oficina. Así lo hizo.
Al principio, el tratamiento consistía principalmente en reducir los síntomas y las posibles complicaciones con medicamentos para controlar el dolor de pecho y el ritmo cardíaco, así como con el uso de un desfibrilador que se implanta en el pecho como un marcapasos y que controla los latidos del corazón, al administrar descargas eléctricas para restablecer el ritmo cardíaco cuando se producen arritmias.
“Un año después de llevar puesto el desfibrilador salió un medicamento nuevo, el mavacamten (llamado comercialmente Camzyos), el primero que es para la condición como tal, porque los medicamentos previos eran para los síntomas”, mencionó Alvarado Engel. Camzyos, producido por la farmacéutica Bristol Myers Squibb, es un inhibidor de la miosina cardíaca que se dirige a la fuente de la cardiomiopatía hipertrófica obstructiva sintomática. Es decir, actúa directamente en el músculo del corazón.
“Desde que empecé el nuevo medicamento, mi calidad de vida mejoró drásticamente. Antes me fatigaba con unos pocos pasos y ahora puedo caminar normalmente. Ya no tengo dolores de pecho ni fatiga. Ahora puedo salir con mi hijo a jugar en el parque; antes me daba dolor correr detrás de él”, relató.
“En mi caso, se ha reducido un poco el grosor del músculo. Antes estaba en 30 milímetros y luego de ocho meses estaba en 25 milímetros. El soplo que yo tenía disminuyó considerablemente y la obstrucción desapareció”, dijo, acerca de los resultados obtenidos. Sin embargo, cabe resaltar que el medicamento puede tener efectos secundarios y no está indicado para todos los pacientes, por lo que cada uno debe seguir la recomendación de su médico.
Gracias a los tratamientos, Alvarado Engel pudo trabajar de nuevo en la sala de urgencias. “Volver a hacer lo que me gusta fue como una recompensa”, expresó el galeno, quien labora en las salas de emergencias de los Centros San Cristóbal, en Villalba y Santa Isabel.
Alvarado Engel resaltó que la cardiomiopatía hipertrófica es hereditaria, puede ser asintomática y resultar en complicaciones severas, como el arresto cardíaco. “Por eso, el historial familiar es bien importante. Quien tenga historial familiar debe visitar a su médico primario o a su cardiólogo para hacerse pruebas y verificar si tiene la enfermedad”, aconsejó. Dijo que el individuo con parientes que han padecido la condición debe hacerse las pruebas cada cierto tiempo, pues pueden pasar años antes de que la enfermedad sea detectable, como fue su caso.
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