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La arritmia silenciosa que afecta el corazón

Al detectar a tiempo la fibrilación auricular, se evitan sus serias complicaciones

30 de mayo de 2024 - 8:13 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 7 meses.
En Puerto Rico, estimados apuntan a que entre un 5 y un 10 % de la población padece de fibrilación auricular. (Shutterstock)
Doctor Antonio Orraca, cardiólogo y miembro de la junta de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología.
Doctor Antonio Orraca, cardiólogo y miembro de la junta de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología. (Suministrada)

La formación de coágulos sanguíneos, insuficiencia cardíaca y derrames cerebrales son algunas de las complicaciones más serias de la fibrilación auricular, que es una de las arritmias cardíacas más comunes.

En Puerto Rico, estimados apuntan a que entre un 5 y un 10 % de la población padece de fibrilación auricular. Mientras, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que 12.1 millones de personas la padecerán en Estados Unidos en el año 2030.

El cardiólogo Antonio Orraca informó que las arritmias ocurren cuando el corazón late de forma irregular. En el caso de la fibrilación auricular, los latidos ocurren de forma acelerada.

“Usualmente, el corazón, late entre 60 y 100 veces por minuto, frecuencia que puede bajar durante el descanso o subir cuando se hace actividad física. En un paciente con fibrilación auricular, el corazón está acelerado todo el tiempo”, explicó el especialista. “Como cualquier músculo, [el corazón] se va a fatigar, por lo que puede desarrollar fallo cardíaco”.

Este ocurre cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre con oxígeno y nutrientes, lo que puede afectar el funcionamiento de distintos órganos del cuerpo.

Otra complicación de la fibrilación auricular es la formación de coágulos que, si se desprenden, pueden obstruir las arterias en otras partes del cuerpo y provocar daños. Pero, la complicación más temida es el derrame cerebral, en el que un coágulo viaja al cerebro y obstruye un vaso sanguíneo, bloqueando el flujo de sangre.

Algunos pacientes pueden padecer fibrilación auricular y no presentar síntomas, o tenerlos solo de manera intermitente. “Muchos pacientes se quejan de palpitaciones, de sentir el corazón acelerado —aunque se encuentren sedentarios—, de fatiga, dolor de pecho, mareos, debilidad o hasta pérdida de conocimiento”, mencionó Orraca.

Entre los factores de riesgo hay algunos no modificables como la genética y la edad. Otros sí se pueden controlar, como la alta presión, la diabetes, el asma, la apnea de sueño, la obesidad, los problemas metabólicos como los de la tiroides, los problemas en las válvulas del corazón y el fumar.

Dado que las consecuencias de no tratar la fibrilación auricular pueden ser graves, es vital detectarla a tiempo. “Esta enfermedad se diagnostica con un electrocardiograma, que es como un selfie de la actividad eléctrica del corazón, y, cuando entra en arritmia, uno puede ver un patrón bien particular y reconocible”, indicó Orraca. En los pacientes que no tienen arritmia todo el tiempo, se puede colocar un monitor cardíaco para registrar la actividad eléctrica del corazón por 48 horas o hasta un mes.

Como la enfermedad no siempre presenta síntomas, es recomendable que las personas, una vez cumplan los 40 años, visiten al cardiólogo para una revisión de rutina. Si el individuo tiene historial familiar de arritmias u otras enfermedades cardíacas, debe ir antes de esa edad, dijo el galeno.

Una vez se detecta la enfermedad, se deben tomar en cuenta varios factores para determinar el tratamiento más adecuado. “Si presenta un alto riesgo de desarrollar un coágulo y sufrir un derrame cerebral, se puede beneficiar de un anticoagulante”, apuntó el cardiólogo. Este fármaco evita la formación de coágulos, previniendo derrames. Siempre se debe tomar en cuenta el riesgo de sangrado que puedan tener los pacientes.

“También hay que decidir cómo trabajar con los latidos acelerados: si vamos a dar un medicamento para controlar la arritmia o regresar el corazón

a su ritmo normal con una intervención”, explicó Orraca. Una opción es ralentizar los latidos con pastillas. Otras alternativas son la cardioversión, proceso ambulatorio que requiere sedación y en el que se utilizan choques eléctricos para restablecer el ritmo normal; y la ablación, procedimiento invasivo en el que se crean cicatrices en pequeñas zonas del corazón que pueden estar provocando la arritmia.

Una vez el paciente comienza su tratamiento, es vital que visite al médico regularmente y siga sus recomendaciones.

“Exhortamos al paciente a que pierda peso, coma saludable, regule su azúcar, se abstenga de fumar, no abuse del alcohol y trate su apnea del sueño”, señaló Orraca. Estas indicaciones también son útiles para reducir el riesgo de un derrame cerebral.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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