Por medio de un plan maestro, el complejo hotelero y residencial Dorado Beach apuesta por un desarrollo en armonía con la naturaleza
Por medio de un plan maestro, el complejo hotelero y residencial Dorado Beach apuesta por un desarrollo en armonía con la naturaleza
Un equipo de arquitectos paisajistas, agrónomos, arboristas, ingenieros, horticultores y biólogos puertorriqueños son los custodios de un nutrido ecosistema de flora y fauna que habita en el complejo de cerca de 2,000 cuerdas en Dorado Beach. Asimismo, este grupo de profesionales apuesta a un desarrollo en armonía con la naturaleza en estos terrenos.
“Más de la mitad de la propiedad está reservada para la conservación de espacios naturales. Tenemos espacios de uso y disfrute de todos en medio de este bosque maduro y también hay áreas como el Bosque de Pterocarpus que están designados para la preservación”, destacó Javier González, uno de los seis agrónomos que trabajan en el cuidado y conservación de los múltiples ecosistemas que coexisten en la propiedad, que alberga 15 comunidades residenciales, el hotel Ritz Carlton Reserve y el complejo turístico Dorado Beach Resort.
Además, en el terreno conviven unas 100 especies de plantas, 116 especies de aves, tortugas marinas, finca de frutales y ornamentales, entre otros hábitats de vida natural y silvestre.
Por su parte, Robert ‘Bobby’ Pennock, arquitecto paisajista del Dorado Beach Resort, indicó que el éxito de los esfuerzos de preservación de la propiedad se debe a que desde sus inicios se contó con un plan maestro realizado con una visión a largo plazo que combina conservación y desarrollo en armonía con la naturaleza.
El origen de ese plan maestro se remonta a la década de 1950, cuando el empresario y conservacionista Laurence S. Rockefeller delineó su visión del primer eco-resort del Caribe.
La primera fase fue el desarrollo de 300 cuerdas, que se utilizaron para el campo de golf y el hotel. “Al realizar el diseño, es importante ubicar las estructuras concentradas en diferentes bolsillos entre expansiones grandísimas de áreas verdes”, expresó Pennock. “Planificar y diseñar de manera que se pueda mantener el equilibrio entre la conservación de la flora y la vida silvestre es clave para que este parque sea propicio para la recreación, la vida familiar, la contemplación y el disfrute de residentes y visitantes. El contacto con la naturaleza genera las condiciones para una vida feliz, que es parte esencial de la visión en nuestros proyectos”, añadió.
Para lograrlo, el arquitecto trabaja en equipo con agrónomos como González y con biólogos como Carlos Ruiz. En conjunto, para los jardines, eligen las plantas que mejor se adaptan a la zona, de modo que las especies sembradas puedan sobrevivir sin competir con las que ya habitan en el lugar.
Asimismo, contaron que en la propiedad también se practica el paisajismo sustentable, definido como aquel que toma en cuenta los factores estéticos, así como el manejo y el consumo de los recursos naturales. Un ejemplo, según Pennock, es sembrar especies endémicas y nativas que ya están adaptadas a la zona y, por ello, consumen menos agua. Otro ejemplo que dio Ruiz es velar que las condiciones sean propicias para que las especies sembradas se sigan propagando de forma natural. “Que lleguen especies de aves y sigan dispersando las semillas y expandiendo el bosque, lo que sucede con el tortugo, el ausubo, la palma real y el palo de vaca”, dijo el biólogo.
Para maximizar el uso del agua, González indicó que el agua que se utiliza para regar los jardines y los campos de golf se capta en lagos ubicados a través de toda la propiedad, que luego se bombea y reutiliza. La propiedad también cuenta con una planta de tratamiento cuyas aguas son reutilizadas. “Además, estamos trabajando en un proyecto nuevo para ampliar los lagos para tener más área de almacenamiento de agua”, reveló el agrónomo. Incluso, comentaron que, para brindar más biodiversidad a la propiedad, se introducen peces a los lagos.
Otras iniciativas de conservación establecidas incluyen el monitoreo de playas para detectar y proteger nidos de tortugas marinas, así como un acuerdo con la organización sin fines de lucro Para La Naturaleza para la administración del Bosque de Pterocarpus que está en los terrenos de Dorado Beach Resort y que es uno de los cinco bosques de este tipo que queda en la isla.
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