Silente, prevenible y tratable, así es la hepatitis C. Está condición afecta el hígado, órgano vital que procesa los nutrientes, filtra la sangre y combate las infecciones, puede vivir dentro de las personas sin que tengan síntomas o se sientan enfermas. Por esta razón, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) recomiendan que toda persona mayor de 18 años se realice el análisis de detección de hepatitis C.
“La hepatitis significa inflamación del hígado. En la hepatitis C, la inflamación y el daño son causados por el virus de la hepatitis C. Este causa una enfermedad aguda que, muchas veces, no tiene síntomas y que el cuerpo puede ser capaz de eliminar, pero hay un porciento de personas en las que la condición permanece y se vuelve crónica”, informó la infectóloga Marisel Bosques, de los Centros de Prevención y Tratamiento de Enfermedades Transmisibles del Departamento de Salud.
Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo un 20 % de las personas logra eliminar el virus en seis meses sin tratamiento. Bosques explicó que, cuando la hepatitis C no se trata, ocurre la progresión de la enfermedad, lo que puede provocar un daño severo al hígado, llevarlos a una enfermedad terminal o a la necesidad de un trasplante. “Eso va en etapas y la cuarta etapa causa cirrosis, y de la cirrosis se puede llegar a cáncer hepático. Eso es lo que se trata de evitar cuando se les ofrece tratamiento a las personas. El tratamiento de hepatitis C es una prevención de cáncer”, puntualizó la doctora.
El contagio es el contacto con sangre que tiene el virus de la hepatitis C. La causa más común son los usuarios de drogas que comparten agujas o jeringuillas. De hecho, aunque no utilicen jeringuillas, si usan sorbetos o cualquier otra parafernalia de inhalación, puede haber contacto con sangre nasal infectada y darse la transmisión.
“Pueden ser en cantidades microscópicas, pero el virus es tan contagioso que el contacto con esa sangre permite la transmisión, es mucho más contagioso que el mismo VIH”, aseveró la especialista. Además, se transmite por:
La mayoría de las personas no presentan síntomas y no saben que están infectadas. Sin embargo, cuando la enfermedad se vuelve crónica se forman cicatrices en el hígado y esa fibrosis se convierte en cirrosis. De acuerdo con Bosques, cuando se presentan los síntomas, el más común es la fatiga.
La doctora informó que cuando ocurre el progreso de la condición la acumulación de líquido hace que se hinche el cuerpo y que incluso se puede acumular líquido en el pulmón. Al afectar los factores de coagulación, se pueden presentar moretones o sangrar fácilmente. Además, se pueden tener episodios de confusión, lo que se conoce como encefalopatía hepática. A largo plazo, se pueden observar síntomas como piel u ojos amarillos, malestar estomacal, vómitos, dolor de estómago, fiebre, orina oscura, haces de color claro, dolor en las articulaciones y sensación de cansancio.
La manera de saber si tienes hepatitis C es hacerte una prueba de detección de anticuerpos de la hepatitis C ,que está disponible en los laboratorios. Si el resultado es positivo, se confirma con otro análisis de sangre para detectar la carga viral. Además de todos los adultos de 18 años o más, se recomienda que las mujeres embarazadas o personas que recibieron sangre donada antes del 1992 se hagan la prueba. Mientras que, a los usuarios de drogas inyectables (actualmente o en el pasado), se les aconseja realizarse la prueba con regularidad.
“El tratamiento evolucionó mucho; antes era inyectable, duraba de meses hasta años y era poco efectivo. Ahora, es solo oral, dura de ocho a 12 semanas y tienen una efectividad increíble; más del 95 % de las personas que siguen el tratamiento se curan”, aseveró Bosques, quien se siente satisfecha de cómo sus pacientes alcanzan la cura en corto tiempo. Sin embargo, enfatizó la importancia de la prevención, porque las personas se pueden reinfectar.
Para este tipo de hepatitis, no existe vacuna y no se crea inmunidad, por eso, la prevención es contra la sangre infectada. La población de mayor riesgo son los usuarios de drogas y hay que establecer servicios preventivos. En Puerto Rico, se reinició el sistema de vigilancia epidemiológica que ayuda a identificar los nichos de contagio y monitorear al paciente. Además, la doctora aconsejó reducir el riesgo de contagio:
“Si tienes hepatitis C, la mejor manera de curarte es seguir el tratamiento y proteger tu hígado. Puedes hacerte las pruebas de las demás hepatitis y vacunarte; evitar el consumo de bebidas alcohólicas, mantener una alimentación balanceada y cuidar tu peso”, recomendó la infectóloga.
Para más información, llama a la línea informativa del Programa de Prevención ETS/VIH del Departamento de Salud al 787-765-1010.
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