La paciente que vive con diabetes tipo 1 comparte las lecciones aprendidasde la condición
La paciente que vive con diabetes tipo 1 comparte las lecciones aprendidasde la condición
En el 2015, Paola Vargas Aymat recibió una noticia que le cambiaría la vida: tenía diabetes tipo 1.
En aquel entonces, la joven tenía 20 años y cursaba un bachillerato en Fotografía de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Ahora con 28 años, Paola narró que recibió esa noticia con sorpresa, asombro y confusión, pero, que, con el tiempo, ha aprendido a manejar su afección y a incorporar hábitos que le funcionan en beneficio de su calidad de vida.
“Recuerdo pensar, cuando me diagnosticaron, en parte por la edad, que mi vida se acabó”, dijo entre risas, haciendo alusión a su desconocimiento sobre el tema al momento.
“No sabía nada de la diabetes tipo 1 y tuve que aprender todo de repente”, recordó la instructora de natación y salvavidas, añadiendo que es la primera persona en su familia con ese diagnóstico. En su caso, el origen de su diagnóstico nunca fue determinado y, a pesar de que mantenía un estilo de vida saludable y no contaba con predisposiciones genéticas para padecer la enfermedad, aprendió que puede surgir como consecuencia de otras enfermedades que repercuten en una reducción del funcionamiento del páncreas.
“Yo ni comía dulces… tuve que aprender cómo regular mi nivel de azúcar A1c, cómo administrarme la insulina y cómo mantener mis niveles de glucosa en una medida prudente casi de inmediato”, acertó la joven, explicando que las personas con diabetes tipo 1, a diferencia del tipo 2, no producen insulina, por lo que dependen de inyecciones (ampollas o vials en inglés) o pens para poder suplirla. Por ese lado, a pesar del tiempo que le ha dedicado a instruirse sobre el tema y explorar hábitos que obren en su beneficio, Paola admitió que, en su experiencia, lo más difícil ha sido encontrar alternativas costoefectivas para financiar sus medicamentos, los cuales, en Estados Unidos, suman cientos de dólares al mes.
“Ocho años después, sigo aprendiendo muchas cosas, incluyendo cómo puedo ahorrar dinero, mientras cubro los suplementos que necesito. Mi enfermedad me ha enseñado a indagar soluciones y ofertas desde las mismas páginas de los fabricantes de medicamentos que, muchas veces, descuentan sus productos” , recomendó, a la vez que exhortó a otras personas que procuren información de los medicamentos que disponen directamente en la web.
No obstante, su diagnóstico le ha impartido muchas lecciones de autocuidado, nutrición, salud y bienestar. Con el tiempo, aprendió a arrojarle una mirada compasiva e informada tanto a sí misma como a las personas que viven con el mismo diagnóstico.
A manera de recomendación, sugirió que, “si conoces a alguien que está pasando por lo mismo, hablen de la diabetes, no tengan miedo de esconder la enfermedad. Solo hablando abiertamente de nuestras vivencias, podemos desmitificar el diagnóstico y las concepciones que tiene la gente sobre ella”, subrayó.
Por último, afirmó que existe un grupo grande de apoyo. “No estás solo, puedes vivir tu vida de manera normal. Se trata solo de añadir un paso más a tu vida… de la misma manera que cuando nos levantamos nos cepillamos los dientes, desayunamos o bañamos, esto solo se trata de incorporar un paso más a tu vida”, sumó, en referencia a la administración de la insulina diariamente y de “siempre consultar a un médico si tienes dudas sobre qué hacer”, concluyó.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: