Además de los síntomas que comúnmente se asocian con la menopausia, hay otros a los que prestar atención. Por su parte, se ha asociado la violencia de género y sexual con los síntomas de la menopausia
Además de los síntomas que comúnmente se asocian con la menopausia, hay otros a los que prestar atención. Por su parte, se ha asociado la violencia de género y sexual con los síntomas de la menopausia
Aunque el inicio de la menopausia está marcado por el cese de la menstruación durante doce meses seguidos, en los años anteriores —como promedio cuatro años antes— se podrían presentar cambios en el ciclo menstrual y síntomas similares a los que produce la menopausia como sofocos y sequedad vaginal.
Como todo proceso vital, no todas las mujeres experimentan la menopausia de igual manera. Así, podría aparecer antes o después de la edad promedio de 51 años (en Estados Unidos) y los síntomas variarán en intensidad y frecuencia. Además de los físicos, también pueden manifestarse cambios en el estado de ánimo, la función y el deseo sexual y la capacidad cognitiva.
Aun cuando la terapia hormonal es considerada como un tratamiento eficaz para atender los síntomas de la menopausia, es importante enfatizar que cada caso es particular y el procedimiento para aliviarlos y prevenir condiciones asociadas al envejecimiento debe ser, asimismo, individualizado y ajustado a las necesidades específicas.
Ante la vastedad de la información y la investigación científica que existe sobre la menopausia, hay síntomas que se asocian frecuentemente con el climaterio (período de transición antes de la menopausia que se prolonga luego de la misma) como los sofocos y los sudores nocturnos. Pero, hay otros que, aun cuando no necesariamente sean más inusuales, sí se resaltan menos cuando se habla cotidianamente de la menopausia. A continuación, aparecen algunos.
El insomnio y otros problemas del sueño pueden manifestarse. “Entre las mujeres de 40 a 59 años, las perimenopáusicas (56.0 %) eran más propensas que las posmenopáusicas (40.5 %) y las premenopáusicas (32.5 %) a dormir menos de siete horas de media, en un período de 24 horas”, expuso un informe compartido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Por otra parte, hay estudios que han demostrado la relación entre la disminución de la memoria relacionada con las palabras y la capacidad para recordar historias con el transcurso de la menopausia. Incluso, los resultados de un estudio preliminar —publicado en la revista de la Sociedad Norteamericana de la Menopausia (NAMS, por sus siglas en inglés)— vinculan los sofocos con cambios funcionales adversos en el cerebro que afectan el rendimiento de la memoria.
Asimismo, NAMS expuso a través de un comunicado de prensa que el 70 % de las mujeres que experimentan la transición hacia la menopausia tienen depresión. También, el miedo a la muerte relacionado al envejecimiento puede presentarse en ese período.
Igualmente, el debilitamiento del cabello y la incontinencia urinaria pueden ser asociados a la menopausia. Los cambios hormonales también están relacionados a problemas digestivos como náuseas, hinchazón, indigestión y dolor abdominal.
Ciertamente, la menopausia tiene riesgos a largo plazo. “Los niveles bajos de estrógeno y progesterona aumentan el riesgo de padecer ciertos problemas de salud después de la menopausia. Otros problemas de salud pueden producirse de forma natural a medida que se envejece”, informa en su página web la Oficina de Salud de la Mujer, del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos.
Por ejemplo, los cambios cardiovasculares y la osteoporosis, o la disminución de la densidad ósea pueden surgir en la posmenopausia. Para la doctora Linda Laras, ginecóloga, es imprescindible que el personal médico especialista haga un buen cernimiento para poder detectar esas alteraciones.
“La calidad de vida no tiene por qué ser negativa”, dijo e invitó a mantener prácticas saludables como la alimentación balanceada, dormir bien, hacer actividad física moderada y el manejo adecuado de los estresores.
La violencia tiene serias implicaciones en la salud. En el caso de la menopausia, la entrevistada mencionó dos estudios.
NAMS ha publicado información sobre uno de ellos que vincula la exposición a violencia intergeneracional con el aceleramiento del envejecimiento reproductivo y la menopausia precoz, que se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, osteoporosis y muerte prematura.
Del mismo modo, los resultados del estudio que relaciona la violencia de pareja íntima (VPI), la agresión sexual y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) con los síntomas de la menopausia son muy relevantes. “Los antecedentes de VPI emocional y los síntomas de TEPT se asociaron con la dificultad para dormir, los síntomas vasomotores y los síntomas vaginales; los antecedentes de VPI física se asociaron con los sudores nocturnos; y la agresión sexual se asoció con los síntomas vaginales”, expuso la revista médica JAMA Internal Medicine en un comunicado de prensa.
Para la doctora Laras, directora del Centro Salud Justicia de Puerto Rico, de la Escuela de Medicina San Juan Bautista, la violencia es un asunto de salud pública. Los estresores asociados a las experiencias traumáticas impactan directamente en los procesos biológicos y los patrones de comportamiento que pueden involucrar conductas de riesgo.
Ante los efectos de la violencia, urge la proactividad de los profesionales de la salud para identificar experiencias traumáticas desde un enfoque sin juicio y sensible.
En relación con este asunto, la doctora Laras, también investigadora y experta forense en agresiones sexuales, publicó los hallazgos de su estudio “Detección de la violencia como parte de la historia clínica: Resultados e implicaciones de la revisión de una base de datos”.
De las 140 mujeres participantes, 61 % reportó al menos una experiencia de violencia y el 53 % múltiples. El 22 % dijo que el personal médico le preguntó sobre experiencias de violencia, el 35 % de las mujeres afirmó que le contó sobre las experiencias a su especialista y el 27 % sintió que recibió ayuda.
Con el firme propósito de ayudar y apoyar a las personas que han sido víctimas de violencia de género y sexual, el Centro Salud Justicia de Puerto Rico ofrece servicios que incluyen cernimiento inicial, evaluación y terapia psicológica, examen médico forense y terapia asistida por perros, entre otros.
“Nuestros servicios son libres de costo y no tiene que ser una víctima reciente”, expresó la doctora Laras. “Si [la persona] está lejos de nosotros [del Centro ubicado en Caguas], podemos coordinar algo cerca [del lugar de residencia de la persona que solicita los servicios]”.
La línea de orientación y ayuda 24/7 del Centro Salud Justicia de Puerto Rico es 787-337-3737. Accede a centrosaludjusticia.org para más información.
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