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¿Por qué la salud mental de la mujer está en mayor riesgo?

Reconoce los factores y alternativas saludables

5 de abril de 2023 - 12:00 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 2 años.
No siempre, la ayuda tiene que ser a través de profesionales de salud mental. Esta se debe buscar según el nivel de necesidad. (Shutterstock)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”. Partiendo de esta premisa, la doctora Annabelle Rodríguez, psiquiatra y directora médica del Hospital Menonita CIMA, explicó que “la salud mental no se limita a la ausencia de enfermedad, sino a que tengas una vida plena donde te sientas satisfecha en tu diario vivir”.

Rodríguez destacó que la predisposición en las condiciones de salud mental puede variar entre hombres y mujeres, según la condición. “En las mujeres, tenemos más predominio en lo que llamamos depresión o ansiedad, o en los síntomas de tristeza e inquietud, particularmente, los que tienen que ver con factores estresores externos” informó. De igual forma, la psiquíatra aclaró que, aunque se acostumbra a definir la depresión como equivalente a tristeza, es importante conocer que la tristeza es un solo un síntoma, entre otros, que puede ser parte de la depresión.

“Como psiquíatra, cuando hablamos de depresión, no se limita a la emoción de la tristeza, sino que está acompañada de otras características como pueden ser la dificultad para dormir o concentrarse, y pérdida del interés sexual o de las cosas que antes le gustaba hacer, entre otras”, aclaró. Conocer la diferencia ayuda a entender que, más allá de las predisposiciones genéticas o desbalances químicos, existen manifestaciones de depresión o ansiedad que se relacionan con eventos externos.

En el caso de las mujeres, ocurren más depresiones exógenas, que son las que responden a las expectativas de vida o roles que tienen. Incluso, el 70 % de las depresiones que sufren las mujeres suelen ser exógenas. Este tipo de depresiones se manifiestan más en las mujeres, mientras en los hombres se presentan más las endógenas o genéticas.

“La sintomatología de la depresión en las mujeres es por eventos externos. Las realidades de vida y las expectativas sobre la mujer la hacen más susceptible a sentir que no cumple con esas realidades o necesidades sociales, lo que la lleva a conflictos internos y aumenta la probabilidad o disposición de desarrollar síntomas depresivos o de ansiedad”, subrayó.

Entre los factores externos que influyen en la sintomatología de la depresión o ansiedad, la doctora añadió: la maternidad, los cambios de vida, la violencia doméstica, el nido vacío, los traumas sexuales y la desigualdad económica y social. De manera similar, existen situaciones de salud mental inherentes a las mujeres que responden a los desbalances hormonales como lo son: las depresiones posparto, la psicosis posparto o problemas de síndrome premenstrual (PMS). También, la bipolaridad y los trastornos alimentarios son más frecuentes en las mujeres. Según la especialista, las estadísticas reportan que una de cada cinco mujeres tiene un diagnóstico de salud mental en un momento dado.

“Existe una presión mayor en las mujeres jóvenes en asumir la responsabilidad de traer hijos al mundo, por la ventana de tiempo que tienen para ejecutar la maternidad a diferencia de los hombres. Entonces, se crea una disyuntiva entre la ilusión de su desarrollo profesional y la expectativa social de casarse, ser madre y tener una familia. Esas dos realidades paralelas muchas veces son difíciles de satisfacer”, explicó.

Además, socialmente, las mujeres reciben mensajes contradictorios entre presiones, retos de crianza, profesionales y económicos. “La mujer es más perfeccionista y cuidadosa, lo que la lleva a entrar en dinámicas autodestructivas, sienten que no han cumplido, que no están llenando las expectativas, que tienen algún defecto o problema”, explicó Rodríguez.

Por ende, la exhortación de la profesional es a entender los diversos estresores y saber que no reflejan debilidad de carácter ni que sea una persona que no puede manejar su vida. “Hay que quitarnos esa vergüenza y ese estereotipo de que buscar ayuda es una admisión de falta de destrezas, de fortaleza de carácter para manejar los problemas o de que estás alejada de la fe. Esos dos estereotipos son los impedimentos más grandes para que las personas busquen ayuda cuando saben que la necesitan: vergüenza de que no pueden bregar con los problemas y culpa por estar alejadas de la iglesia”, puntualizó.

¡Puedes ser feliz!, recomendaciones:

  • Saber que se puede buscar ayuda cuando la necesites. “El criterio tiene que ser la calidad de vida y, si estás en franco deterioro, saber que buscar ayuda no es un defecto; al contrario, es un acto de reconocimiento, de introspección, de uno conocer hasta dónde llego sola y que, a veces, se necesita apoyo para identificar el problema y atacarlo de la manera más inteligente”.
  • Aceptar herramientas nuevas. Puedes necesitar medicamentos o cambios en los estilos de vida para alcanzar la plenitud y sentir que puedes alcanzar tu potencial como ser humano.
  • No siempre, la ayuda tiene que ser a través de profesionales de salud mental. Esta se debe buscar según el nivel de necesidad. “Muchas veces, lo que se necesita es buscar una causa, sentir que se tiene un propósito y se puede conseguir sin necesidad de acudir a un profesional. Si has buscado y no encuentras, entonces, date la oportunidad de nuevas opciones”.
  • Evitar patrones autodestructivos (como abuso de alcohol y fumar). “Hay situaciones que no son fáciles de solucionar y eso no significa que nos vamos ‘a tirar al mondongo’. Ojo, que no hagamos el boquete más hondo y doloroso, vamos a buscar cosas que realmente nos hagan crecer como seres humanos, porque eso es lo que, al fin y a la postre, nos da paz y tranquilidad. No caer en esas trampas; tenemos que valorarnos, cultivarnos y buscar lo que verdaderamente nos haga sentir bien con nosotros mismos”.
  • No se debe normalizar el dolor o el malestar. “No conformarte; hay que buscar alternativas que dependan más de ti que de terceros. Trata de que el control lo tengas tú, qué tú puedes hacer, independientemente, de la otra persona o las circunstancias”.
  • Hablar de los problemas. A veces, hablando de los problemas, se encuentran las soluciones. “Necesitas sacártelo de adentro, ponerlo sobre la mesa y mirarlo fríamente. Hablarlo con otros te ayuda a ver cuál es el problema y por qué eso es un problema”.
  • Conocer el propósito específico de los medicamentos. No todo el mundo necesita una receta. Por otro lado, si los necesitas, debes conocer en qué te ayudan y en qué no, para hacer tu parte. Además, saber el tiempo que tardan en ser efectivos, o si solo los tomas cuando sientes los síntomas.
  • No llegues a conclusiones. Habla con el profesional de la salud sobre tus dudas o preocupaciones, y deja que el médico sea el que llegue a las conclusiones.

“Hay que reconocer que estas cosas nos pasan. Ahí, yo me uno, como mujer, no para conformarnos, sino para buscar alternativas de solidaridad y apoyo. Entiendo la naturaleza de la ‘bestia’; podemos optimizar y tener mejor calidad de vida dentro de nuestras circunstancias”, concluyó la psiquiatra del Hospital Menonita CIMA.

La autora es periodista colaboradora de Suplementos.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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