Tres egresadas de programas a nivel graduado narran el camino de su vivencia educativa
Tres egresadas de programas a nivel graduado narran el camino de su vivencia educativa
Al finalizar estas entrevistas, la conclusión evidente fue que la decisión de completar estudios de posgrado se sostiene, más allá de los objetivos puramente laborales, en un gran anhelo, un impulso que, inevitablemente, te mueve a actuar.
En definitiva, cada quien tiene unos intereses y propósitos de vida particulares, y es a partir de ahí que el plan de acción personal y académico toma forma.
A continuación, tres egresadas comparten sus motivaciones, retos y experiencias destacables.
“Siempre quise ser escritora”, expresó. Pero, antes de que el deseo se convirtiera en algo tangible, y luego de finalizar el bachillerato, decidió completar una maestría en Administración de Empresas, con una concentración en Contabilidad, de la Universidad Interamericana.
De esa experiencia, resaltó el trabajo en grupo y la oportunidad de practicar lo aprendido.
Para el 2006, ya la maestría en Creación Literaria —ahora maestría en Artes en Escritura Creativa— de la Universidad del Sagrado Corazón, cumplía dos años de establecida y Sandra no dudó en explorar el ofrecimiento y seguir su llamado.
“Fue donde mejor me sentí, en cuanto al área de estudio, y fue cumplir un sueño”, dijo. Recordó con emoción las dinámicas de grupo que se producían en los talleres de escritura en los que cada estudiante creaba narraciones que luego debía presentar en clase y recibir la crítica de sus pares.
Con la novela La fábrica de botones —cuya versión original fue su tesis de maestría— y la vocación apasionada por la escritura, Sandra ha creado el escenario para su proyecto vital.
En la actualidad, está inmersa en el desarrollo de su tesis del doctorado en Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico. “Me encanta estudiar y aprender. Es por placer, más que otra cosa”, afirmó, sobre su interés por el programa doctoral. La exigencia de un nivel profundo de investigación y poder acercarse a otras lecturas es, para Sandra, una gran oportunidad.
Por otra parte, comentó que uno de los mayores retos al cursar programas de posgrado ha sido el manejo del tiempo que debe equilibrarse con las responsabilidades familiares y profesionales. “El doctorado lo he disfrutado más porque ya estoy jubilada”.
A las personas que piensan en este momento hacer un posgrado, la entrevistada recomendó tener una visión muy precisa del área académica de interés y lo que quiere alcanzar.
“Cada persona tiene que descubrir su fuerza, motivación y deseo, y seguir ese camino, sin importar que el bachillerato sea en otra área”, sostuvo.
Su fascinación por los centros históricos la llevó a reconocer que debía expandir su trayectoria académica. Finalizado el bachillerato en Arquitectura y Urbanismo en su natal Bolivia, y luego de trabajar en ese campo, decidió viajar a España.
“Me dijeron: ‘Te vas a morir de hambre’”, recordó sobre su decisión de estudiar una maestría en Rehabilitación de Edificios Históricos, en el Centro Superior de Arquitectura, en Madrid. “Pero, seguí mi corazón con el apoyo de mi familia”.
Tras esa experiencia en Europa, Karla —quien reside en Puerto Rico hace años— revivió la alegría de conocer gente nueva y ampliar perspectivas y pensamientos. Asimismo, destacó la importancia de la práctica profesional que era parte del programa académico y, en su caso, contribuir en la rehabilitación del barrio histórico de Lavapiés, en la ciudad de Madrid.
“La arquitectura, para mí, es algo constante y cotidiano. Con La Chiwinha pude usar mis destrezas arquitectónicas para manejar el espacio limitado de la tienda”, manifestó, sobre el emprendimiento de comercio justo que lleva a cabo junto con su compañero, Joel Franqui. Lo que antes fue un lugar de encuentro para la economía solidaria, el consumo responsable, la cocreación y la defensa de la vida digna en el casco urbano de Río Piedras, ahora mantiene su misión desde el espacio digital.
“Mi recomendación [a quien está ante la decisión de iniciar un posgrado] es que sea algo que te apasione, que te levantes cada día con emoción, que sigas tu corazón”, afirmó, para añadir que los estudios en el extranjero son una experiencia que debe considerarse.
La pandemia tomó al mundo entero por sorpresa. La cotidianidad se alteró y, con ella, la manera de hacer las cosas.
“Ya estaba trabajando en la producción de eventos de K-pop, mano a mano con el productor, y pensé que me gustaría obtener una certificación para colegiarme como productora”, indicó.
Como resultado, Priscila se decidió por el Certificado Posbachillerato en Producción y Mercadeo de Eventos, de la Universidad del Sagrado Corazón. En medio de la pandemia, la industria en la que ella se mueve también tuvo que adaptarse.
Igualmente, la práctica profesional que requiere Sagrado a sus estudiantes fue, por primera vez, una actividad virtual. Para el evento Muévete por el riñón, a beneficio de la Fundación Puertorriqueña del Riñón, la entrevistada trabajó como parte del equipo a cargo de su realización.
Ante la situación inesperada de tener que producir de una manera no tradicional, Priscila confirmó que el programa académico amplió su visión sobre las posibilidades de la producción y la experiencia que se ofrece a las personas que consumen un evento.
Además, destacó la oportunidad que le brindó el programa de construir una red de contactos profesionales, así como de crear nuevas amistades.
Entre los trabajos que realiza actualmente en su área de especialización, se encuentra el Puerto Rico Film Festival, y junto con Zoribel López, estableció la compañía Aló Productions.
“A mí me tomó mucho tiempo decidir en qué me iba a especializar. Hay una oferta amplia”, mencionó.
De esta manera, sugirió que, antes de decidirse por el posgrado, se reflexione en aspectos como la demanda de esa especialización en el mercado, cómo vas a diferenciarte en el mundo laboral y considerar la importancia de la organización y el buen manejo del tiempo.
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