Conoce los cuidados preventivos que debes seguir
Conoce los cuidados preventivos que debes seguir
Reduce tu riesgo del cáncer de cuello uterino, haciéndote regularmente pruebas de detección a partir de los 21 años.
Existen dos pruebas que ayudan a prevenir o detectar el cáncer de cuello uterino en sus etapas iniciales: la prueba de Papanicolaou (o citología vaginal); y la prueba del virus de papiloma humano (VPH).
La vacunación contra el VPH se recomienda para los preadolescentes de 11 a 12 años de edad, pero puede comenzar desde los 9 años.
También se recomienda para todas las personas hasta los 26 años, si es que aún no se han vacunado. No hay recomendaciones sobre la vacunación contra el VPH para personas mayores de 26 años. Sin embargo, es posible que algunos adultos entre los 27 y 45 años de edad, que todavía no se hayan vacunado, decidan vacunarse contra el VPH después de hablar con su médico acerca del riesgo que tienen de contraer nuevas infecciones por el VPH y los posibles beneficios de la vacunación. La vacunación contra el VPH en este rango de edad proporciona menos beneficios, debido a que más personas ya han estado expuestas a este virus.
La influenza (gripe) es una enfermedad respiratoria contagiosa causada por los virus de la influenza que infectan la nariz, la garganta y los pulmones. Algunas personas -como los adultos de 65 años de edad o más, los niños pequeños y las personas con ciertas afecciones- tienen mayor riesgo de presentar complicaciones graves por la influenza. Existen dos tipos principales de virus de influenza: A y B. Los virus de influenza A y B que generalmente se trasmiten entre las personas (virus de influenza humana) causan epidemias de influenza estacional todos los años.
La mejor opción para reducir el riesgo de infección por la influenza y prevenir sus posibles complicaciones graves es vacunarse todos los años.
Las personas con infección por el VRS suelen presentar síntomas dentro de los cuatro a seis días después de haberse infectado. Los síntomas de la infección por el VRS generalmente incluyen: moqueo, apetito reducido, tos, estornudos, fiebre y sibilancias.
Estos síntomas a menudo se manifiestan en fases y no todos a la vez. En los bebés muy pequeños con el VRS, los únicos síntomas pueden ser irritabilidad, menor actividad y dificultad para respirar. Sigue las recoomendaciones:
Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
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