La reintegración a la vida estudiantil con medidas restrictivas por el COVID-19 es un desafío para los niños y jóvenes
La reintegración a la vida estudiantil con medidas restrictivas por el COVID-19 es un desafío para los niños y jóvenes
Durante casi tres semestres, nuestros niños y jóvenes han estado inmersos en una nueva experiencia educativa, donde la tecnología cobró protagonismo como nunca antes en la historia, dejando a un lado el contacto de la enseñanza tradicional y distanciando a los menores de sus pares y de toda actividad presencial.
Ahora, en el reinicio de las clases —en su mayoría presenciales— dos expertas explican cómo apoyar a los menores en esta reintegración a la vida estudiantil con medidas restrictivas por la presencia del COVID-19.
Según las entrevistadas, la educación virtual tuvo un impacto en el desarrollo emocional de nuestros niños. De ahí la urgencia de los profesionales de la salud para que se retomen las clases presenciales lo antes posible.
“El impacto del COVID-19 y de la pandemia es dramático en los niños y adolescentes porque, número uno, los saca de su rutina usual de ir a la escuela, de compartir. Cuando están encerrados en las casas son más flexibles y todas las rutinas cambiaron de momento. Y, más allá de cambiar la rutina, el aprendizaje se ve afectado porque las madres y padres no son maestros, a veces no tienen las destrezas para enseñarles apropiadamente, no tienen la paciencia o el tiempo, ya que tienen que trabajar a la misma vez. Hay niños que tienen condiciones de salud mental y, quizás, con la pandemia se exacerba más su sintomatología. Hay niños que necesitan las terapias como parte de su tratamiento, niños que necesitan terapia ocupacional, terapia del habla, terapia física, educación especializada, y esos servicios se vieron alterados”, indicó la doctora Lelis Nazario, directora del Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
“Obviamente, la escuela sirve para otras cosas, no solo para aprender. En la escuela, aprenden a cómo socializar, adquieren muchas destrezas sociales, de manejo de situaciones, de toma de decisiones y todo eso se vio alterado por la pandemia”, explicó la doctora Nazario.
Por su parte, Wilmayra Villafañe, trabajadora social y coordinadora de la División de Niños y Adolescentes de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA), coincidió en el impacto que ha tenido esta separación de los menores de sus compañeros y del entorno escolar.
“Para todas las etapas del desarrollo, el principal proceso relacionado con la salud mental que más nos ha preocupado, es el aislamiento y el desarrollo de sus actividades sociales. El que los estudiantes puedan compartir con otras personas, con sus pares, con sus compañeros de clases, sus amigos, mantener esas conversaciones de adolescentes, mantener esa comunicación, el juego, la interacción entre ellos”, expresó Villafañe.
No obstante, este año escolar presenta otros retos, ya que habrá varias modalidades de estudio que van desde las tradicionales clases presenciales con medidas nunca antes ejecutadas en las aulas hasta la continuidad de clases virtuales, en aquellos casos en donde no es posible la presencia de los estudiantes en el salón, mientras otros utilizarán la modalidad híbrida.
De acuerdo con la trabajadora social, la conducta que asuman los adultos ante este comienzo de clases será determinante en cómo el niño procesa y se adapta a la que sea su modalidad de estudios este año 2021-2022.
“Los niños emulan a los adultos. Según sea la conducta que nosotros llevemos a cabo, según como nosotros mantengamos la calma y sigamos nosotros también lo que son las rutinas diarias, ellos van a ponerlo en práctica. Lo importante es educarlos y ser específicos en las instrucciones. Identificar a líderes que puedan supervisar que esas instrucciones de la maestra o del adulto, se lleven a cabo”, dijo la coordinadora de ASSMCA.
Nivel preescolar
En la etapa preescolar, que comprende los estudiantes entre 3 y 4 años, según dijo Villafañe, el comportamiento de los adultos es de vital importancia, ya que los niños son un reflejo de los adultos que les rodean.
“El emular es lo más importante. Así que nosotros somos las principales figuras de práctica de lo que ellos pueden llevar a cabo”, dijo la coordinadora de ASSMCA.
Por su parte, la doctora Nazario, quien tiene una subespecialidad en niños y adolescentes, afirmó que para apoyar la reintegración de los niños en las escuelas es importante volver a establecer rutinas y comunicar de manera precisa lo que se espera de ellos, de modo que entiendan cómo y hacia dónde dirigirse.
“Los niños pequeños, usualmente, necesitan una rutina. Que coman adecuadamente, que tengan sus horas de sueño, su rutina de ejercicios también para que puedan manejar sus emociones y canalizar diferentes situaciones. Que ellos tengan unos patrones saludables y una rutina es bien importante, porque eso les va a ayudar a saber qué esperar del día y lo que tienen que hacer”, abundó la doctora Nazario.
Asimismo, la psiquiatra recomendó tener una comunicación que vaya acorde con la edad de los niños preescolares.
“Cuando uno les va a hablar y va a comunicarles es bien importante bajar a su nivel de comprensión, ser concretos porque ellos no tienen un nivel de abstracción. Por eso es bien importante que, cuando le vayamos a hablar, usemos ejemplos bien concretos para que puedan entender”, sostuvo Nazario.
Nivel elemental
En el caso de los niños que están en el nivel elemental, es importante que las instrucciones del maestro y de los padres, sean claras y precisas, máxime en estos tiempos donde hay que seguir medidas para evitar contagios con el COVID-19.
“Todavía, en la etapa elemental, los menores siguen las instrucciones del maestro. Tenemos que desarrollar itinerarios claves y actividades preestablecidas para que ellos puedan seguirlas. En la mañana vamos a hacer esto, a tal hora vamos a tener un espacio para lavarnos las manos. Tenerles carteles con instrucciones en diferentes lugares, que ellos los tengan visibles para que puedan seguir esas instrucciones en todos los espacios que van a estar utilizando”, especificó Villafañe.
Por su parte, la doctora Nazario recomendó también que, debido al lapso fuera de la escuela, se evalúe el nivel de rezago en los estudiantes para brindarles las herramientas necesarias, como parte de un apoyo al iniciar nuevamente la rutina académica.
“Primero, hay que evaluar si ese niño tiene algunos rezagos y buscarle la ayuda apropiada. Si va a necesitar la asistencia de un tutor, si está conectado con educación especial, si necesita algún tipo de servicio o si hay una sospecha de problemas de aprendizaje. A ese niño hay que hacerle una evaluación concreta para luego establecer un plan de educación individual. Esto es bien importante”, dijo la directora de la Escuela de Psiquiatría del RCM.
Además, la psiquiatra mencionó la importancia de establecer una rutina, sin importar la edad.
“Los niños más pequeños necesitan un poco más de sueño, pero según van creciendo, van necesitando menos, pero una buena rutina es necesaria”, dijo Nazario.
La catedrática del RCM también aconsejó limitar el acceso a la información en las plataformas tecnológicas, ya que pueden confundirse y abrumarse si no tienen una fuente que les conteste las dudas.
“A los niños pequeños hay que limitarles el acceso a la información, hay que estar bien pendiente de las redes sociales, de qué es lo que ellos ven, porque ya los bien pequeñitos saben cómo usar el celular”, indicó.
Nivel intermedio
Para los niños que están en el nivel de educación intermedio, este proceso de distanciamiento a causa de la pandemia, puede haber sido de mayor impacto, comparado con niños menores, ya que en la adolescencia es fundamental el aspecto social.
“Definitivamente, ellos están más llamados a la búsqueda de los pares. En la adolescencia, el menor ya no ve a papá o a mamá como esa figura, sino que es a su par, quien es esa figura importante. Así que el aspecto de socialización pudo haberlos llevado a tener comportamientos un poco más agresivos, pudieran haber visto en ellos irritabilidad, aburrimiento o el aislamiento”, destacó la psiquiatra.
Con este grupo, las expertas afirman que es importante trabajar de igual manera en la comunicación, además de confiarles responsabilidades, máxime cuando deben hacerse responsables, en caso de las clases presenciales, de su cuidado contra el virus.
“Son jóvenes bastante independientes en ciertos factores y tienen una madurez mayor. Hay que trabajar con ellos las responsabilidades y fomentar también lo que es el liderazgo entre los pares. Cómo ellos pueden aportar a continuar con las prácticas preventivas. Volvemos al rol de los pares, cómo ellos pueden actuar entre ellos mismos”, dijo Villafañe.
No obstante, el delegar responsabilidades en el menor no implica que los adultos no estén al pendiente de que ponga en práctica lo aprendido. Es importante darles la confianza, pero también supervisarlos.
“Hay que tener en vigilancia que los adolescentes pueden ser un poco más confiados en el momento de velar por su salud. Sin embargo, hay que darles la responsabilidad de tomar en serio la prevención. Con los adolescentes hay que darle responsabilidades y promover el liderazgo entre ellos para aportar en la socialización entre los pares. Y, escucharlos, a los adolescentes hay que escucharlos mucho, integrarlos en el desarrollo de las estructuras que creamos, porque mientras más cómodos ellos se sientan, más favorable va a ser la gestión de lo que queremos cumplir”, comentó Villafañe.
Nazario también coincidió en que la comunicación es importante y, en el caso de los menores de edad intermedia, estos necesitan de esa a apertura, esa confianza y una manera diferente de comunicarse con ellos.
“Lo de la comunicación es importante a todos los niveles, lo que pasa es que vamos a hablar diferente. Le vamos a dar más o menos información de acuerdo con la edad. Los adolescentes pueden entender un poquito más porque tienen una capacidad de abstracción, uno les puede dar más acceso, pero hay que estar bien pendiente de las redes sociales, de qué es lo que ellos ven. Hay que averiguar y tener sistemas que protegen los celulares y limitan lo que ellos pueden acceder. Definitivamente, a veces tienen acceso a cosas que no son reales o hecho falsos”, mencionó la doctora.
Nivel superior
Para los jóvenes de nivel superior, las recomendaciones son prácticamente iguales a los de intermedia,
“Es muy similar a lo que hacemos en nivel intermedio. La adolescencia es de los 13 a los 17 años, así que es una práctica muy similar. Sin embargo, a mayor edad, mayor madurez y responsabilidad. Pero, siempre llamamos a la observación y a la supervisión de los menores”, dijo Villafañe.
No obstante, la trabajadora social de ASSMCA también instó a los padres y maestros a repasar las medidas de cuidado contra el COVID-19 e involucrar a los jóvenes en la creación de dinámicas que les ayuden a mantenerse sanos.
“Independientemente de la edad, es importante el estar continuamente repasando lo que son los factores preventivos para el lavado de manos, la distancia física. También es vital que podamos integrarlos en la sugerencia de actividades interactivas en el salón de clase y así puedan cumplir con las normas que necesitamos para mantener nuestra salud. De igual forma, creativamente podemos llevar actividades educativas que puedan fomentar la educación que se está llevando en el salón de clases”, recomendó Villafañe.
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