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Supera el miedo

Cuando te haces la prueba del VIH, das el primer paso para cuidar tu salud

19 de octubre de 2021 - 12:00 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 3 años.
La frecuencia en la que se debe hacer la prueba de VIH dependerá de un análisis individual de tus riesgos y la discusión con tu proveedor de la salud. (Shutterstock)

Cualquier día es bueno para realizarse la prueba del VIH. Esta es una prueba de cernimiento que el proveedor de salud debe ordenar, por lo menos, una vez al año.

Actualmente, hacerse la prueba del VIH ayuda a tener una vida sexual segura y saludable.

Al conocer tu estado con relación al virus del VIH, reduces los riesgos de contagio, y lo más importante es que, en caso de ser positivo, te da el poder de actuar para preservar tu salud. Esto, al buscar tratamiento con un médico tratante de VIH, procurando una vida plena y con calidad.

La pandemia del COVID 19 no ha detenido el contagio del virus del VIH, pero sí ha disminuido las pruebas. Lo que no buscas, no lo encuentras, por esto la importancia de hacerse la prueba del VIH, en cualquier momento durante el año, todos los años.

El virus del VIH fue descubierto en humanos en la década de los ochenta. Aunque se guarda suero de casos sospechosos desde antes de dicho periodo, se conocen dos variantes principales: el VIH-1 y el VIH-2, siendo el VIH-1 el que causa la mayoría de las patologías y sintomatologías más conocidas en gran parte del mundo.

Este virus se transmite por contacto sexual sin protección o por contacto con productos sanguíneos. Usualmente, el virus entra en contacto con unas células presentes en las mucosas llamadas macrófagos, causando infección. Estos macrófagos, a su vez, reclutan a los linfocitos T para controlar la infección, siendo este el mecanismo de acción de la infección.

Al virus le toma un tiempo, llamado “período ventana”, para que el cuerpo reconozca que sus células están infectadas y pueda desarrollar anticuerpos para luchar contra esta enfermedad.

Este período se caracteriza por ser en el que más se puede contagiar a otras personas, porque la persona con VIH no sospecha que lo tiene, pues se pudo haber confundido con un simple catarro.

Aunque no hay una prueba que detecte el momento exacto en que se contrajo el VIH, las pruebas se pueden realizar durante el período ventana (7 a 10 días), en el que se puede saber si la persona se ha contagiado. Estas nuevas pruebas no solo miden la respuesta del cuerpo al virus por anticuerpos, sino que también detectan un producto antigénico del virus llamado antígeno p24, que se presenta antes de los anticuerpos.

Esto nos da conocimiento y el conocimiento es poder. Ese poder lo podemos utilizar para reducir la epidemia que contagia a millones de personas en Estados Unidos y sus territorios.

Los datos recientes indican que 1 de cada 4 infecciones ocurren en jóvenes de 13 a 24 años (26%). Esto se traduce en que cerca de 1,000 jóvenes de estas edades se contagian cada mes.

¿Qué podemos hacer para evitar el avance de esta terrible epidemia en grupos de alta productividad y un futuro por delante, cuando se sabe que el 60 % de esta población no conoce si está infectada con esta condición?

El conocimiento da poder y ese poder se transforma por medio de la educación que ese individuo puede obtener sobre los pasos a dar para garantizar su acceso a la salud con un médico tratante de VIH que le ayude a alcanzar, por medio del tratamiento, un futuro brillante y pleno. Esto se logra con la ayuda de los avances médicos y de tratamiento, que han convertido esta condición en una de fácil manejo y tratamiento, reduciendo su estado al de cualquier enfermedad crónica.

Si ya se sabe que conocer el resultado de la prueba del VIH ayuda a salvar vidas, mejora la calidad y evita la propagación del virus, ¿por qué, entonces, tanta gente evita hacérsela y empoderarse de su salud?

Las razones principales son el miedo, el desconocimiento y el estigma que, aún en estos días, provoca esta condición. Estas situaciones se superan buscando ayuda y conociendo sobre la condición. Esto te dará el poder de decidir sobre tu salud y garantizar tu derecho a la misma.

La frecuencia en la que se debe hacer la prueba de VIH dependerá de un análisis individual de tus riesgos y la discusión con tu proveedor de la salud.

Los principales factores de riesgo son:

  • Tener relaciones sexuales sin protección adecuada.
  • No tener conocimiento de cómo se transmite el VIH o qué factores facilitan el contagio.
  • Consumir alcohol o drogas al tener relaciones sexuales.
  • Inyectarse drogas y compartir jeringuillas.
  • Tener múltiples parejas sexuales.
  • No usar condones de manera correcta y constante.
  • No hacerse la prueba.
  • Abandonar el tratamiento de profilaxis postexposición o no utilizarlo adecuadamente.

Conociendo los factores de riesgo y reconociendo que el conocimiento te da poder, es importante que estés pendiente de tu salud y si tu proveedor de salud no te sugiere hacerte la prueba: pídela, para tener control sobre tu salud y tratamiento. De esta manera, te brindas la oportunidad de darte un regalo de amor a ti mismo y a los que te rodean.

Si la prueba sale positiva, no es el fin del mundo, pues tendrás el control y la iniciativa de buscar tratamiento, teniendo la oportunidad de una vida plena.

Si la prueba es negativa, continuarás cuidándote y protegiendo a los que amas.

No le tengas miedo a hacerte la prueba, ten miedo de no tener control de tu salud. Cualquier día es bueno para hacerse la prueba de VIH.

La autora es la presidenta de la Asociación de Médicos Tratantes de VIH de Puerto Rico, subdirectora médica del Concilio de Salud Integral de Loíza, “Chair” en Puerto Rico de la American Academy of HIV Medicine y tiene práctica privada en Carolina.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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