Es necesario recordar las lecciones que generó el paso del huracán María para no repetir errores y prepararnos correctamente
Estamos llegando a los meses más activos de la temporada de huracanes, la cual, se anticipa, podría ser hiperactiva. Beryl –el primer huracán de la temporada–, estableció récords, al desarrollarse en junio y alcanzar la categoría 5 a comienzos de julio en el Caribe, algo nunca visto. Además, la Universidad de Colorado emitió un pronóstico de 25 sistemas tropicales, siendo catorce el promedio normal, lo que, sin duda, sorprende y aumenta el riesgo de ser afectados.
Con solo pensarlo, ya nos enfrentamos a uno de los mayores riesgos para la salud: la ansiedad junto al trauma del recuerdo y las experiencias vividas tras el paso del huracán María. No es fácil ni tan siquiera mencionarlo, pues, a todos nos duele, pero, lamentablemente, es necesario recordarlo para aprender de las lecciones que nos dejó, no repetir errores y prepararnos correctamente.
Fueron miles las vidas perdidas luego del paso de María; una muestra muy dolorosa de la realidad de los riesgos a la salud que enfrentamos después del paso de un huracán. Riesgos que, en ocasiones, se nos olvidan o pasamos por alto y que nos pueden llevar a sufrir terribles consecuencias. Aquí repasamos varios de estos riesgos:
1. Accidentes: Es muy importante tener precaución, preparando las propiedades, cortando árboles, instalando paneles, subiendo a los techos y escaleras, revisando conexiones eléctricas y cargando objetos pesados.
2. Falta de medicinas: Aprendimos que hay que tener suficientes abastos de medicamentos, especialmente, para tratamientos de condiciones especiales. Recuerda que tanto tu médico como las farmacias podrían no estar disponibles por un periodo prolongado.
3. Tratamiento médico: Debes asegurarte de permanecer en un lugar seguro y accesible a tus necesidades de salud. Un ejemplo vivido fueron los centros de diálisis y tratamientos. Luego de un huracán, las carreteras y los accesos podrían estar interrumpidos. Los pacientes con necesidades de oxígeno y máquinas respiratorias deben identificar con anticipación el lugar donde pasarán la tormenta, para así asegurar la accesibilidad a los servicios esenciales. Recuerda que la mayoría de los municipios cuentan con programas de asistencia de emergencias para pacientes con necesidades especiales.
4. Golpes de calor: Después del huracán llega la calma, pero, con el calor intenso. Esto se complica con la falta de energía eléctrica y de servicio de agua, lo que aumenta el riesgo de golpes de calor, recaídas en condiciones médicas y hasta problemas cardiovasculares.
5. Calidad del aire: El monóxido de carbono que producen los generadores eléctricos afecta la calidad del aire, exacerbando ataques de asma y otras condiciones respiratorias. También es muy importante que los generadores estén instalados correctamente al aire libre.
6. Hongos: La humedad y acumulación de agua aumentan la presencia de hongos en el aire.
7. Dengue: Las aguas estancadas tras las lluvias aumentan los mosquitos y el riesgo de casos de dengue.
8. Ahogamientos: Las inundaciones son extremadamente peligrosas y no se deben subestimar, nunca se debe cruzar una zona inundada o ríos crecidos. Si resides en una zona inundable, es necesario desalojar y buscar un refugio seguro antes de la tormenta.
9. Accidentes de auto: La falta de semáforos, postes y árboles caídos, y las carreteras obstruidas, aumentan el riesgo de accidentes automovilísticos. Evita transitar durante y después de un huracán.
10. Incendios y quemaduras: No debe perderse de perspectiva que las velas, los tanques de gas averiados, el almacenamiento incorrecto de combustible y el mal uso de plantas eléctricas aumentan el riesgo de incendios.
11. Alimentación: La comida escaseará, por lo que es muy necesario prepararse con alimentos no perecederos para un mínimo de diez días por persona, así como con suficiente agua potable.
12. Salud mental: Sin duda, este es uno de los mayores riesgos y con consecuencias a largo plazo. Es importante mantener la calma, buscar ayuda, de ser necesario; y velar por los adultos mayores y niños, que son las poblaciones más vulnerables.
Al repasar estos riesgos, podemos revisar y trazar un plan de preparación que nos permita protegernos correctamente para así evitar situaciones que lamentar. Juntos, en familia y en comunidad, y preparándonos con tiempo, lograremos superar cualquier adversidad y así mantener una salud completa.
La autora es meteoróloga y colaboradora de MCS.
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