El aumento en las temperaturas puede conllevar distintas consecuencias para distintas zonas del planeta
El aumento en las temperaturas puede conllevar distintas consecuencias para distintas zonas del planeta
El exceso de calor en el océano Atlántico, que es parte del calentamiento global y el cambio climático, impacta los huracanes, al hacer que se fortalezcan más rápido, que alcancen las categorías 4 y 5 en la escala Saffir-Simpson con mayor frecuencia , que se muevan más lentamente y que dejen mayores precipitaciones a su paso.
“Los huracanes categoría 4 y 5 (con vientos máximos sostenidos de 130 millas por hora o más) están ocurriendo con más frecuencia en el mundo entero que hace 30 años”, expuso la meteoróloga Ada Monzón. “Casi se han duplicado en ese período. Antes se formaban unos 10 huracanes categoría 4 y 5 al año y ahora se forman 18″.
A nivel mundial, la temperatura media de la superficie oceánica ha aumentado al menos 1 grado centígrado (es decir, 1.8 grados Fahrenheit) desde finales del siglo XIX, de acuerdo con el meteorólogo Phil Klotzbach, investigador de huracanes en la Universidad Estatal de Colorado. Los ciclones tropicales necesitan el calor o la energía almacenada en la capa superior del océano para formarse y fortalecerse. También necesitan un alto grado de humedad en el aire, lo que se consigue cuando se evaporan las aguas oceánicas cálidas.
Monzón aseguró que, este año, las aguas del Atlántico están a temperaturas récord por encima de lo normal. “Con aguas tan calientes, cualquier fenómeno que se forme, si encuentra las condiciones apropiadas, se puede desarrollar e intensificar rápidamente”, recalcó la experta.
Según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), “las investigaciones sugieren que, con el aumento de las temperaturas, será más probable que las tormentas sufran una rápida intensificación, que se define como un aumento de la velocidad de los vientos huracanados en unas 35 mph en 24 horas”.
La NASA agregó en su portal que las tormentas que se intensifican rápidamente ocurrían con menos frecuencia en décadas pasadas, pero ahora el Atlántico produce alrededor de un ciclón intenso por temporada. A modo de ejemplo, Monzón recordó que, en un momento dado, el huracán María de 2017 aumentó la velocidad de sus vientos en unas 80 mph en 24 horas. Estos cambios drásticos pueden dejar a las comunidades en la trayectoria de un huracán con muy poco tiempo para prepararse.
Con aguas más cálidas, los ciclones tropicales no solo se intensifican más rápido y con mayor frecuencia, sino que también reducen su velocidad de avance, por lo que se estancan por más tiempo cuando tocan tierra y dejan caer más lluvia sobre los lugares que impactan. “Las investigaciones muestran que los huracanes del Atlántico están experimentando una reducción de aproximadamente un 17 % en la velocidad de avance con respecto a décadas anteriores, lo que se traduce en un aumento de aproximadamente un 25 % en las precipitaciones”, informó la agencia federal.
El incremento en la temperatura oceánica es evidencia del calentamiento global, que se refiere al aumento a largo plazo en la temperatura promedio de la Tierra. Mientras, el cambio climático se refiere a cualquier cambio a largo plazo en el clima del planeta, lo que incluye tanto calentamiento como enfriamiento y aumento o disminución de los promedios de precipitación y el nivel del mar, de acuerdo con información del Consejo de Cambio Climático de Puerto Rico.
Los cambios climáticos pueden darse por causas naturales (como variaciones en la actividad solar y en la órbita de la Tierra) y han ocurrido en varias ocasiones durante millones de años. Sin embargo, la evidencia científica apunta a que desde el siglo XIX, el cambio se ha debido, en gran parte, a las actividades humanas, principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. Estos combustibles generan emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor del sol y elevan las temperaturas. Uno de esos gases es el dióxido de carbono, cuyo nivel actual en la atmósfera es el más alto de los últimos 650,000 años, según estudios divulgados por la NASA.
La temperatura promedio de la superficie del planeta aumentó aproximadamente 2 grados Fahrenheit (1 grado centígrado) desde finales del siglo XIX. La mayor parte del calentamiento ocurrió en los últimos 40 años, de acuerdo con la NASA.
La agencia espacial expuso que los mares han absorbido parte del incremento de calor, y los 100 metros superiores del océano muestran un calentamiento de más de 0.6 grados Fahrenheit (0.33 grados centígrados) desde 1969.
“El calor contenido en el océano ha aumentado con los años”, aseguró Monzón. “Ya se ha demostrado que no es por efecto de la naturaleza, pues no es por cambios en el Sol ni por cambios planetarios naturales”.
Como la Tierra es un sistema en el que todo está interconectado, el aumento en las temperaturas puede conllevar distintas consecuencias para distintas zonas del planeta, tales como sequías intensas, incendios graves, aumento del nivel del mar, aumentos en las inundaciones, deshielo de los polos, tormentas más intensas y disminución de la biodiversidad.
“Esto tiene un impacto en la vida de las especies, en la del ser humano y en lo que consumimos”, sostuvo Monzón. “Puede afectar el turismo, la agricultura, los recursos de agua, la salud; en fin, todo nuestro entorno ambiental, social y económico”.
Con un calentamiento de 1.5 grados centígrados (2.7 grados Fahrenheit), la acidificación de los océanos, los aumentos en la temperatura de los mares y el azote de tormentas más intensas harán que los arrecifes de coral disminuyan entre un 70 y un 90 %, según un informe especial del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, organismo de las Naciones Unidas encargado de evaluar la ciencia relacionada con el cambio climático. Los arrecifes de coral sirven de alimento y refugio a muchas especies marinas, así como de barrera que protege las costas y playas del oleaje fuerte, por lo que su disminución o desaparición puede perjudicar industrias como la pesca y el turismo.
Por otro lado, un estudio de 2017 citado por la NASA concluyó que Estados Unidos podrían perder el 2.3 % de su Producto Interno Bruto por cada grado centígrado de aumento en el calentamiento global.
En Puerto Rico, un informe publicado en 2019 por la organización ambiental alemana Germanwatch declaró a la isla como el país más afectado por el cambio climático entre 1999-2018, debido a los estragos que sufrió tras el huracán María en septiembre de 2017. La intensidad del ciclón, atribuida en parte al cambio climático, no solo provocó miles de muertes humanas y pérdidas multimillonarias en infraestructura, sino que también forzó a miles de personas a emigrar buscando mejores condiciones de vida fuera de la isla. Esto, apuntó Monzón, evidencia el impacto social del cambio climático y el calentamiento global.
“El cambio climático es una realidad; está la evidencia científica y queremos que las personas entiendan la ciencia para que tomen mejores decisiones para salvar su vida”, manifestó Monzón, quien instó a los ciudadanos a estar preparados para el potencial paso de un ciclón tropical, ya que la temporada de huracanes comenzó el pasado 1 de junio.
Advirtió que, de no detenerse las emisiones de gases de efecto invernadero, las temperaturas globales seguirán aumentando. Mientras países alrededor del mundo intentan cumplir sus metas de reducción de emisiones de gases, la meteoróloga mencionó acciones que pueden tomar los individuos para aportar a la solución del problema: “Debemos disminuir las actividades que emiten dióxido de carbono, [por ello se aconseja] cambiar el carro por uno eléctrico, instalar paneles solares en las casas, cambiar las luces a LED para reducir el consumo eléctrico, utilizar calentadores solares, adquirir enseres eficientes o Energy Star, instalar inodoros WaterSense, que ayudan a economizar agua; usar autos con colores más claros porque los oscuros absorben más calor, y comprar ropa menos excesivamente”.
“Con pequeñas decisiones a diario todos podemos ser parte de la solución”, concluyó la experta.
La autora es periodista colaboradora de Suplementos.
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